PELÍCULAS COMENTADAS | FILM | BSO |
---|---|---|
Offseason We Need to do Something Sadness Prisoners of Ghostland Jakob’s Wife Slumber Party Massacre | ✭✭✭✭✭✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✭✭✩✩ ✭✭✭✭✩✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩ | ✭✭✭✩✩✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✩✩✩✩✩✩ ✭✭✭✩✩✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✩✩✩✩ |

Y mención aparte a la clásica performance que anima la fiesta de las 12 horas, pues como se diría de forma coloquial, nos la metieron doblada: con la excusa de pasar la sesión sorpresa antes de hora por un problema con una de las películas, empezaba una premiére mundial —presentación del director incluida— donde, a los 10 minutos, el recién aparecido villano del film entraba en La Peni, sierra mecánica en mano, mientras las luces de la sala parpadeaban y la película se detenía. Todo un acierto que fue recibido por grandes aplausos de la audiencia, al igual que su posterior reaparición, increpando al público como tantas otras veces hasta que se vio involucrado en una pelea con un asistente, que desembocó en un hermoso romance homo 🙂




Offseason
Aunque el mecanismo narrativo de la película de Mickey Keating tiene algunos agujeros y se aguanta por menos hilos de los que debería, y las interpretaciones son algo anodinas, pero la verdad es que gracias a cómo se sostiene a base de la demencia de la difunta madre de la protagonista a base de flashbacks, sus tintes lovecraftianos y su brutal aroma a “Silent Hill“, la historia del pueblo costero que se aisla del mundo durante la temporada de lluvias que es Offseason terminó siendo más solvente e interesante de lo esperado. Lástima su pobre banda sonora a cargo de Shaymer James, que aunque afortunadamente prescindió de los cansinos drones, no dejaba de ser un surtido de recursos parecidos a los de Michael Giacchino en Lost, pero sin ningún discurso claro ni más intención que toxificar sin sentido alguno.
We Need to do Something
Es una lástima que al final del film, éste se haya vuelto demasiado repetitivo y su bigger than life le haga flaco favor, pues la propuesta y la puesta en escena del debut cinematográfico de Sean King O’Grady con guión de Max Booth III —quien adapta su propia novela— tiene de todo: minimalismo, terror apocalíptico, unos personajes interesantes y variopintos, homenajes a Stephen King, y sobretodo, un humor negro que funciona, sobretodo durante la primera mitad de la película: y es que lo que pasa dentro de la caseta en la que una familia quedará encerrada durante días enmedio de una tormenta que parece el fin del mundo, es digno de ser disfrutado como lo que es: una película más festivalera que profunda sobre la relación entre los distintos miembros de la familia. Atención sobretodo al padre, encarnado por un histriónico y genial Pat Healey, a quien algunos recordarán como el protagonista de una de las sensaciones de 2013: “Cheap Thrills”. La música de David Chapdelaine fue curiosa cuanto menos, con amplias distorsiones de guitarra y bajo a lo doom metal pero aportando poco más que toxicidad.
Sadness
Vista personalmente el pasado festival de Sitges, no hacía ni 3 semanas, pero su segundo visionado fue tan disfrutable como el primero. Y es que “Sadness”, el remake taiwanés ultrapasado de vueltas de “Rape Zombie” donde el apocalipsis zombie no es zombie, sino mediante un virus pandémico —ejem…— que convierte a la gente en sádicos violadores y sangrientos asesinos. Y para los interesados: si ésta no es la película más salvaje de 2021, sin duda estará en el Top 3. No hay filtros, ni correctez política, ni vergüenza para mostrar todo lo que podría suceder; aunque el detalle de la tristeza a la que hace referencia a la película es significativo y todo un detalle poético y narrativo, la película —ni su anodina música, aunque los créditos se vistan del metal más extremo— es un festival de sangre y vísceras que claramente no sobrevivirá a los festivales de cine, es demasiado bestia.
Prisoners of Ghostland
Sion Sono y Nicolas Cage, juntos en una película, y encima fue la sesión sorpresa de Terrormolins; ¿qué podría salir mal? Pues desgraciadamente, bastantes cosas. Todos sabemos que Cage ha logrado transformarse en un género cinematográfico en sí mismo, y la sesión de “Mandy” en Terrormolins 2018 es una gran prueba de ello. Pero Sono es capaz de lo mejor… y también de lo peor. Y a pesar que la primera media hora de “Prisoners of Ghostland” son bastante atractivos, bizarros y con un humor absurdo realmente remarcable, esta especie de Mad Max pasado por un chute de LSD deja bastante frío. Hay conceptos realmente interesantes, como las muñecas de Ghostland, o la gente que detiene el tiempo del reloj de la torre, o los tramos donde se mezcla Mad Max, el western y las películas de samurais, donde Tak Sakaguchi deviene el salvador de las coreografías con katanas; pero terminan siendo ideas enormemente desaprovechadas para acabar desarrollando un arco narrativo demasiado simple, y lo que es peor, simplista. Una pena, porque hay buen material, y el mundo en el que se sostiene el film es atrayente, pero todo está mal trabajado y desarrollado.
Jakob’s Wife
Ver a Barbara Crampton protagonizar una película en pleno 2021 siempre es un placer. Pero si además, es un film como “Jakob’s Wife”, la cosa mejora por momentos. El guión se sustenta en el género de “película de vampiros con monstruo final”, pero lo que desarrolla es mucho más profundo, empezando por el guiño del título del film. Crampton es la esposa de Jakob, pero ¿quién es Jakob? El pastor de la comunidad, con quien tienen una aparente vida feliz. El hecho de que ella sea “la esposa de”, y que él sea alguien tan importante, vislumbra un apagado de la personalidad de ella, que se verá catalizada por la posesión vampírica hacia una liberación femenina cuando se reencuentre con un amor de juventud, y lo que es peor mejor, con el monstruo vampiro. Lo más bonito del film es que dicha posesión vampírica no sólo hará evolucionar al personaje de Crampton, sino también al de Jakob, originando una espiral hacia arriba de ambos mientras la gente de la comunidad muere, todo un contraste muy a reivindicar. Lo dicho: un guión muy valiente y bien ejecutado, quizá lastrado por algo de lentitud en el ritmo pero muy recomendable. Y la música de Tara Busch, aunque abusa de la toxicidad de los drones, sabe cuando aportar algo de personalidad al piano con el tema de ella, de calidez familiar y de cierta evolución dramática, y que se mezcla bien con una música de cariz electrónico que refleja su “liberación”. Interesante.
Slumber Party Massacre
A pesar de compartir el título con el slasher de 1982, no es un remake sino una protosecuela, ya que el film empieza con un “resumen” de la original, el asesino Russ Thorne matando a unas chicas en una casa de campo celebrando una fiesta de pijama; pero el film que nos ocupa sucede 20 años después, y está protagonizado por la hija de la única superviviente y sus amigas, que quieren irse de fin de semana. Sin embargo, el guión no sólo usa a su favor todos los clichés de un slasher de los 80 y los 90, sino que los subvierte y los canaliza hacia sitios nada comunes, en una historia de venganza y empoderamiento femenino muy bien conseguido, sin ser impostado ni sobrante, y que usa el molde para precisamente romperlo, incluso en el uso de la música, con todos los aciertos y fallos de la música del género. Muy reivindicable y disfrutable, aun proyectándose pasadas las 6 de la mañana y tras 5 films, entrando fantásticamente bien y siendo un gran fin de fiesta.

Y como no podía ser de otra forma, terminamos la crónica de las 12 horas con la tradicional foto de los supervivientes a tamaña hazaña.