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Night of the Living Dicks (c) V/H/S 94 T’es morte Hélène (c) The Innocents | ✭✭✭✭✭✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✭✭✭✩ ✭✭✭✭✭✭✭✭✩✩ | ✭✭✭✭✩✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✩✩✩✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩ ✭✭✭✭✭✭✩✩✩✩ |
Tras la primera entrega de la crónica de lo que fue la edición 40 de Terrormolins, enfocada a los eventos a los que asistimos, empezamos nuestro periplo cinematográfico enlazando las sesiones de inauguración y clausura del festival, ambas celebradas en La Peni con gran éxito de público y recepción: la primera la noche del viernes 5 de noviembre de 2021, y la segunda una semana después, la noche del 12.

Inauguración
Gala
El festival empezó, como era de esperar, con una gala de presentación en la misma Peni, que después de 2 años sin poder pisarla para disfrutar de Terrormolins estaba llena hasta la bandera, señal de las ganas que tenía la gente de festival. Se presentó el spot de la actual edición y se hicieron parlamentos de cara a esta edición XL, pero no sin recordar también la edición puramente online del año anterior, así como la visita de Marc Carreté, autor del spot del año pasado, que también se proyectó en la pantalla de La Peni, su lugar por derecho propio, así como el primer trailer en primicia de la próxima película de Carreté, “Lagunas, la guarida del diablo”, con Joan Frank Charansonet de protagonista y que también estaba presente en la gala.

Night of the Living Dicks
Antes de la proyección del film inaugural, tuvimos el placer de recibir al escenario al director del cortometraje inaugural, “Night of the Living Dicks”, Ilja Rautsi, que bromeó asegurando que era el proyecto en el que más rápido reunió el dinero para su producción —cosas de poner penes en el título y en todo el metraje—. El cortometraje, rodado en un blanco y negro muy pulcro y con una estética noir a lo “Dick Tracy” (1990), parecía una espléndida sátira social sobre la famosa frase “pensar con la p*ll*”, y de hecho lo era, gracias a unas gafas con las que veías a la gente en relación a con qué pensaban —homenajeando claramente a John Carpenter y su “They Live” (1988)—, pero un final pasadísimo de vueltas tiró por el suelo toda crítica para convertirse en una estracanada demasiado grotesca para lo que podría haber sido.

V/H/S 94
Y ahora sí, el film inaugural en su premiére europea, la cuarta entrega de la saga V/H/S en la que diferentes directores se asocian para crear una antología de cortometrajes con un hilo conductor en común, así como el formato found footage como base para las difentes historias. Y tenemos que decir que esta nueva entrega, cuyo 94 hace referencia a los años 90 en los que se sitúan temporalmente las historias, es un soplo de aire fresco en la saga después de la decepcionante tercera entrega —sobretodo después de la segunda, que aún es la más completa de todas—. Y es que volvían dos grandes invitados a la fiesta como son Timo Tjahjanto y Simon Barrett —este último ahora como director—, ofreciendo dos de los relatos quizá mas típicos dentro de la película pero de los de mejor empaque, con una versión low de “Hardcore Henry” (2015) y un velatorio con cámaras de video respectivamente, donde ya podemos intuir que el velado quizá no estaba tan muerto…
Completan el elenco Ryan Prows y las dos primera mujeres cineastas de la saga, Chloe Okuno y Jennifer Reeder, ésta última con el relato conductor de las demás historias, una redada de los SWAT muy bien ambientada en lo que parece ser un local de drogas que resulta ser la base de un misterioso culto pero que desgraciadamente queda poco realista (sobretodo por la inclusión de un ¿periodista? filmando la redada, y televisores por todo el sitio retransmitiendo las otras historias, sin sentido alguno de que realmente nadie de la policía las visionara). La otra cara de la moneda es el brillante y sobretodo versemblante relato de Okuno, sobre una periodista y su cámara que deciden adentrarse en las alcantarillas de la ciudad en busca de alguien que supuestamente vive en ellas; sin desvelar el final, es de los más cautivadores de la película, y podría originar una serie o película por sí sola. Brillante. Como brillante es el relato de Ryan Prows, que mediante la filmación de una patrulla de rednecks de esos que de ser reales serían de los de asalto al capitolio, pretenden usar su arma secreta, un misterioso prisionero que tienen en el granero; la vuelta de tuerca de Prows a cierto género de películas de terror es de aplaudir, y siendo el último relato de todos, deja a “V/H/S 94” con un muy buen sabor de boca.
Clausura
T’es morte Hélène
Sin duda la edición de clausura de este Terrormolins XL prometía emociones fuertes con “The Innocents”, el film que sacudió el último Festival de Cannes y que tan buena acogida tuvo en todos los festivales posteriores donde se proyectó. Pero no esperábamos que el cortometraje previo, “T’es mort Hélène”, fuera de una calidad tan superlativa. Y es que el relato de Maxime, un chico que intenta rehacer su vida tras la muerte de su amada novia, Hélène, está siendo acechado por el fantasma de ésta, que pretende seguir con él como pareja a pesar de pertenecer a planos distintos de existencia y poder verse y oírse pero no tocarse. Michiel Blanchart construye aquí una versión sui generis de “Ghost” (1990) que huye del melodrama romántico y apuesta por la comedia negra, el thrillery el terror, sin olvidar un conmovedor drama de una emotividad increíble, todo ello en 24 minutos que pasan en un suspiro. Los actores, además, están espléndidos, y su historia de amor ¿imposible? cautiva de una forma tan auténtica que debería ser la envidia de toda película romántica que se precie. Un cortometraje absolutamente delicioso.

The Innocents
Y llegamos, ahora sí, al flamante film de clausura, la noruega “The Innocents” de Eskil Vogt, guionista colaborador habitual de Joachim Trier y que aquí plantea un sobrecogedor film de terror a plena luz del día, protagonizado por niños, y que podría perfectamente leerse como el reverso tenebroso del género de superhéroes al mismo tiempo que deviene un fabuloso coming-of-age donde se abandona la época infantil. Y es que bajo el ritmo pausado y veraniego de unas niñas que disfrutan de sus vacaciones en el vecindario donde recién se han mudado con sus padres, y donde conocerán otros niños, se esconde un cuento muy oscuro sobre la (falta de) comunicación entre los adultos y los más pequeños, la naturaleza del mal, los dejes de sociopatía que se desarrollan a edades tempranas y la crueldad infantil como algo natural en los juegos de niños.
Todo ello amenizado por unas actuaciones alucinantes por parte del casting infantil, y una macabra puesta en escena que te hace preguntar cómo se ha rodado esta historia con ellos. Y es que los juegos infantiles y la perspectiva tan inocente —de ahí el título de la película— de sus acciones pueden tener consecuencias inimaginables si se les otorga un poder sobrehumano. Y lo peor es que no son conscientes de ello. O quizá sí…