El 3 de julio de 2021, sábado, fue el segundo y más completo día presencial del Cryptshow 2021, tras el catártico concierto de metal psicodélico alrededor de Jeanne d’Arc del día anterior. Habría cortos y la ya tradicional sesión asiática, pero antes había programada una sesión especial más que interesante dentro del género del cortomatraje.
Sesiones Especiales; Homenaje a Richard Corben
A las 18:00 empezaron las proyecciones con una nueva entrega de lo que parece una saga de cortometrajes documentales de Diego López sobre las figuras actorales clave en los orígenes del cine fantástico y de terror español. Y es que si en 2018 López presentó “Jack Taylor, testigo del fantástico”, del que ya hablamos en su momento, ahora era el turno de “La Dama del Fantaterror”, que se centraba en la figura de Helga Liné y que contó con la presentación del propio Diego López.

Finalmente, Toni Benages hizo el parlamento acerca del Gran Premio Honorífico a Richard Corben, uno de los grandes autores del cómic de fantasía y ciencia-ficción, que finalizó con la proyección del cortometraje que él mismo dirigió y dibujó, “Neverwhere (1968)”, una aventura que daría origen a su saga más famosa, “Den”, donde un gris oficinista —de acción real— se verá arrojado a un mundo de fantasía —en formato animado— en forma de un héroe musculoso, donde deberá salvar a una sacerdotisa.
Cortometrajes a competición
El corazón del festival en sí mismo son sin duda los cortometrajes de terror, y ese segundo día tenía para ofrecer dos sesiones de altísima calidad, pues fueron una selección del jurado oficial del certamen sobre todos los cortometrajes presentados a concurso, formado por El director iraní Farnoosh Abedi, las críticas de cine The bloody Girls, la escritora Elisenda Solsona, el editor Ramon Planas y el crítico de cine asiático Jorge Endrino.
Selección 1:
- “Habitat” de Jaime Calachi, donde en una distopía premiada con el paraíso al llegar a un número de “clicks” se convierte en una tenebrosa fábula crítica con la sociedad de consumo en la que vivimos.
- “Rutina: La prohibición” de Sam Ortí; el director de “Pos Eso” nos regala una fábula oscura, pseudopolicial y distópica, hecha en stop-motion, donde los pecados nos llevarán a la autodestrucción.
- “They’re Here” de Sid Zanforlin; en un pequeño pueblo, una niña intentará convencer a la gente que su abuela está siendo poseída por un alienígena; empieza con mucho humor negro para regalar un estupendo final con gran aroma de serie B.
- “Survivers” de Carlos Gómez-Trigo. Una hecatombre, unos trajes de protección contra radiación, un coche, y gente harta de llevar el traje. Con estos ingredientes, y mucho humor negro, el espectáculo —con un gran ritmo— está servido.
- “Koreatown Ghost Story” de Minsun Park & Teddy Tenenbaum, donde una sesión de acupuntura acabará resultando totalmente terrorífica; lástima que acabe cayendo en algunos tópicos del género porque su propuesta era muy interesante.
- “Dar-Dar” de Paul Urkijo, espectacular cortometraje mudo del director de Herrementari sobre la figura mitologicoterrorífica de Dar-Dar, un demonio que se alimenta de dedos.

Selección 2:
- “Solar Noise” de Pablo Hernando, una colección de minihistorias de cariz sarcástico sobre multitud de personas que, a raíz de una erupción solar, han tenido una visión del futuro de unos pocos segundos. Interesante y a ratos divertido, aunque quizá más pretencioso de lo deseado.
- “Opsel” de Xanti Rodriguez; otro gran cortometraje de producción basca, con una espléndida banda sonora de Joseba Beristain que logra una atmósfera realmente mágica donde los problemas de dinero se juntarán con las supersticiones —o no tan supersticiones— de la madre de familia, una hechicera que intentará proteger a su hijo de todo mal mientras entona una misteriosa nana.
- “Aral” de Benoît Paya, Charles Morhain, Mathilde Dallamaggiore, Cédric Moens de Hase, Aurélien Lemonnier, cortometraje que parece más el teaser de una superproducción scifi sobre una expedición al Mar de Aral, ya seco, donde nuestro protagonista no está tan sólo como creía…
- “Llengua amb tàperes” de David Mataró (en la foto, arriba de estas líneas), divertidísimo corto donde el propietario de un bar decide, enmedio de un apocalipsis zombi, proteger dentro de su local a una señora que iba por la calle a merced de estos. El diálogo entre ellos dos es apoteósico.
- “Metube 3: August canta ‘Una furtiva lagrima'” de Daniel Moshel, tercera entrega de los cortometrajes que mezclan ópera, montajes estrambóticos y mucha acción, todo un fin de fiesta para las sesiones de cortos.
Sesión Asiática
Y llegamos, a la sesión asiática que ponía punto y final a la programación presencial de este Cryptshow 2021, donde Quim Crusellas, director de las Nits de Cinema Oriental de Vic hizo de habitual maestro de ceremonias junto a Mike Martínez, director de la sección asiática del festival. La película en cuestión, “Dragon: Fury Road (2020)” se presentaba a sí misma —y sin ningún rubor— como la Mad Max: Fury Road china.

Y en cierto modo, salvando las distancias presupuestarias y de glamour, así era, almenos durante la primera media hora. Yue Song es director, montador y actor protagonista en “Dragon Fury Road”, donde nos encontraremos en un mundo desértico y postapocalíptico donde los escasos recursos naturales son controlados por Sirius, una peligrosa organización que aparte, tiene secuestras a chicas jóvenes. Sin motivo aparente, Thunder, uno de los lugartenientes de Sirius, ayudará a huir a las prisioneras y huirán desierto a través, perseguidos por todo Sirius en 4×4 y camiones hasta una ciudad abandonada. Sí, la ambientación, vestuarios y vehículos de “Dragon Fury Road” están claramente inspirados en Mad Max: Fury Road, pero a partir de esa media hora iniciañ, dejamos Mad Max para centrarnos en un film de artes marciales donde Thunder acabará con hordas de enemigos, y cómo no, con los lugartenientes de todo Sirius a modo de “bosses”. Las coreografías de las escenas de lucha, aunque no son tan espectaculares como en producciones similares, son muy solventes y bastante variadas. Lástima que, aunque vimos la versión occidental, liberada del trasfondo pausado de las dos entregas originales y centrada en una lucha sin cuartel, casi excesiva, la película termina haciéndose demasiado monótona, y sus 120 minutos no ayudan. Quien busque acción la tendrá, y a raudales, pero quien espere realmente un Mad Max: Fury Road, o incluso quien espere argumento, terminará decepcionado.

Y con esto nos despedimos del díptico dedicado a la edición 2021 del Cryptshow, que ya este año volvió a celebrarse presencialmente, y ahí estuvimos para contarlo.