#Editorial: El Streaming al Rescate

Llegado el verano, parecía que lo peor de la Covid-19 había pasado, aunque una segunda oleada fuera más que previsible. Esa segunda oleada era en lo único que parecían ponerse de acuerdo científicos, gobierno y prensa, con lo que sólo era cuestión de tiempo que se declarara oficial y se volvieran a tomar medidas cautelares para evitar la propagación del coronavirus. Y menudas medidas; ayer mismo, 30 de octubre, la Generalitat de Catalunya decretó el cierre y cancelación, de nuevo, de toda actividad artística. Un durísimo golpe al sector artístico, y que después del confinamiento total de esta última primavera, ya se había visto privado de sus añorados escenarios y teatros y cines. De hecho ya dedicamos dos editoriales consecutivos para este suceso; el primero con el foco en los músicos y el segundo orientado a los festivales de cine. Y desgraciadamente toca hacer un revival de ambos, con una estocada especialmente mortal al (sub)mundo del festival de cine, que tiene en el mes de noviembre uno de los más poblados del panorama de Catalunya.

Hasta 9 festivales de cine se ven terriblemente afectados por la decisión del cierre de cines de este mes de noviembre de 2020: El Visual Art (Lleida), el Most (Penedès y Priorat), el Cardoterror (Cardedeu), el Terrormolins (Molins de Rei), el Asian Film Festival (Barcelona), la Mostra de Cinema Àrab (Barcelona) y el BaiDeFest (Roses) se ven tocados, algunos incluso hundidos. Incluso L’Alternativa (Barcelona) y El meu primer Festival (Barcelona), programados para la segunda quincena de noviembre, peligran y mucho. El único que se mantiene seguro a flote es el In-Edit (Barcelona), que ya había planteado esta edición del 2020 100% online.

La única salida, ya oficializada por muchos de esos festivales —sobretodo los que se habían diseminado en parte presencial y parte online—, es una deriva hacia ser festivales 100% online, y para ello parece que Filmin es la plataforma que acogerá, con los brazos abiertos, a varios de ellos. Terrormolins ya tenía previsto un catálogo online, así como el Asian Film Festival y L’Alternativa. Otros, como el Cardoterror o el Most, han decidido seguir apostando por la presencialidad en cines y han aplazado su celebración a diciembre de este año, o ya directamente 2021.

Sea como sea (problemas de distribución y licencia para su visionado por streaming), parece claro que los festivales de cine por vía telemática han llegado, y para quedarse. Por un lado establecen la posibilidad de abrirse a un público más amplio —sea por razones geográficas o por organización horaria— mientras que el público fiel al festival tradicionalmente presencial no dejará, a priori, de “asistir” telemáticamente a ellos. Incluso en mi caso, poder organizarme un horario totalmente doméstico en el que compaginar varios de estos festivales a los que es imposible asistir de forma tradicional es algo nuevo, y bueno. Sin embargo, es obvio que la ya casi nostálgica expresión de la magia del cine se pierde totalmente, y aunque se tenga una pantalla y un buen equipo de sonido en casa, el hecho de ir y encontrarse con compañeros cinéfilos y de prensa y compartir todos juntos la experiencia de estar en un festival de cine, y que no sólo consiste en la proyección de películas: actividades paralelas, libros oficiales, entrevistas, masterclasses…. todo eso se difumina bastante (directos de Youtube aparte) cuando pasamos al mundo telemático.

También formaciones sinfónicas se han pasado al formato virtual, como el OCMHall de la Orquestra Simfònica Camera Musicae, o el también nuevo espacio L’Auditori Digital, donde la OBC y la Banda Municipal de Barcelona ofrecerán virtualmente su programación prevista, con tanta normalidad como sea posible. Veremos en qué desemboca todo esto; pero lo que está claro, es que el streaming es una salida más que solvente para todo el mundo artístico este año 2020, y quién sabe si también el futuro 2021, y los que vengan.

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