Nits Orientals de Vic 2020: Día 2 (Japón)

PELÍCULAS COMENTADAS
Yatsurugi 9
Psycho Pass: SS
Tunguska Butterfly
Friend Zone
Her Blue Sky
Hydra

Crazy Samurai Musashi
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No puede negarse que estas Nits hacían un gran honor a su nombre: por su compactación a 4 días, este año teníamos sesiones golfas cada día (excepto el último, claro); y si el día anterior tuvimos sesión golfa con Monty Python 2, el segundo día llegaba (como el tercero, de hecho) con la meta en la doble sesión golfa. Un segundo día que constaría de un total de 9 películas, 3 de ellas OVAs en una gran maratón al mediodía, y donde Japón sería la gran protagonista, empezando con la tradicional cita anual con nuestros tokusatsu favoritos: la novena entrega de Yatsurugi, donde después de esa reunión a lo Avengers que fue ese Heroes Unite de 2018, y la batalla contra las verduras extraterrestres del año pasado, llegaba el nuevo villano: la versión malvada de Toy Story, donde los juguetes se revelaban contra los humanos, cada vez más centrados en tablets y videoconsolas. A ella se le sumaba el también “moraléjico” cortometraje animado A Barber in a Bald Town, donde un barbero en un pueblo donde todo el mundo es calvo descubre que su vaca hace crecer el pelo a lametazos.

Y después de la simpática Yatsurugi el festival se puso transcendente con la maratón de tres OVAs de Psycho Pass: SS (Sinners of the System), que amplía el universo de la serie futurista con tres películas independientes que profundizan, a modo de precuelas, en los protagonistas del anime original. Tres OVAs muy distintos entre sí, muy notables tanto en animación, narrativa y ritmo, donde sus más de 3 horas pasaron en un suspiro y que hicieron que tuviera que comer en muy poco rato pues la siguiente sesión era a las 16:00 con una de las grandes películas del festival: Tunguska Butterfly (2019), y que significaba el adiós al mundo del cine de Asami, la gran homenajeada del festival, quien por limitaciones logísticas por la Covid-19 no pudo venir a Vic pero mandó un vídeo divertidísimo dando las gracias al Festival.

Video del Premio Honorífico 2020 a Asami

Con un gran manejo del género híbrido, donde el drama social y la acción de artes marciales congenian como un guante, Tunguska Butterfly es sin duda un relato de redención, de segundas oportunidades, y muy femenino, donde veremos a Asami interpretar a una recién salida de la prisión que intenta ganarse la vida como puede sorteando los prejuicios por su pasado, a la vez que hará amistad con una niña a la que descubre robando. Pronto descubrirá que la niña vive prácticamente sola y en una casi absoluta pobreza, con una madre que la desatiende intentando cambiar su vida liándose con un yakuza realmente macabro… Con una minimalista y sencilla banda sonora, donde el piano es para Asami y la guitarra para la niña, se entretejerán dos temas musicales por donde fluirá una narrativa muy a lo Hirokazu Kore Eda y que desembocará en una última media hora muy del estilo Takashi Miike, aunque por desgracia la dirección y la fotografía cambiarán demasiado (y a peor) en ese tramo, haciendo perder puntos a una notable cinta independiente que sabe llegar adentro, y al mismo tiempo no ser nada pretenciosa ni típica.

Quizá el festival se había puesto muy solemne con Psycho Pass: SS y Tunguska Butterfly, pero para cambiar eso hacia un tono más cuqui llegaba la comedia tailandesa Friend Zone (2019), donde los productores de la flamante Bad Genius brindaban una comedia muy tópica pero muy poco típica, donde un chico y una chica tailandeses son los mejores amigos… pero él querría algo más. Es cierto que Friend Zone no tiene ningún momento desternillante, pero sí sabe mantener muy bien el tipo durante sus casi 2 horas con la genial química entre el dúo protagonista y la empatía que despiertan ambos con el público. La misma que, sin duda, tienen los protagonistas de Her Blue Sky (2019), vista el pasado Sitges y que guarda dos puntos en común con Friend Zone: la música como relativo hilo conductor, y un gran peso del pasado sobre los sentimientos del presente. Eso sí, el realismo mágico de Her Blue Sky es su gran baza, donde dos épocas temporales separadas por 10 años se verán entrelazadas por la vuelta de un gran amor, cuyo “yo” del pasado también vuelve. Es curioso como, personalmente, no entré demasiado en ella cuando la vi en Sitges pero en Vic me pareció mucho mejor y más completa. Quizá fue Friend Zone como previa, quizá fue la gran cena japonesa de la Bassa dels Hermanos, junto a la exhibición de Karate Shokoban Vic y el concierto de koto a cargo de Ruids Katatsumuri.

Llegaban las 12 de la noche, y lejos de terminarse el día, cambiábamos la Bassa dels Hermanos para volver al Cinema Vigatà para la sesión doble nocturna que acabó hacia las 3 de la mañana. Doble sesión que, pordesgracia, prometía mucho pero se quedó a medio camino. La irregular Hydra (2020) presentaba una historia con un desarrollo similar a Tunguska Butterfly, donde el taciturno cocinero de un pub es en realidad un sicario de la yakuza que quiere dejar ese mundo. Y aunque su último tramo es brutal (no en vano es la opera prima del director de acción de Gantz), su excesa lentitud y anodinidad hace que su pretendido noir se pase de frenada y devenga vacío. Y qué decir de Crazy Samurai Musashi (2020), que ha entrado en el Libro Guinness de los Records con un brutal plano secuencia de acción de 77 minutos donde cobra vida la leyenda de Musashi Miyamoto y su lucha contra 400 samurais. Con lo bien hecha que está la breve lucha final del epílogo del film, es una pena que dicho plano secuencia esté tan mal llevado a cabo a nivel de producción. Tak Sakaguchi está espléndido, y realiza un ejercicio físico realmente arrollador, pero si vas a enfrentarte a 400 samurais, es mejor tener a más de 20 extras representándolos. Es algo triste ver a la misma reconocible gente morir más de 10 veces seguidas, y de forma tan monótona, cuando podría haber sido algo realmente memorable.

Las 3 de la mañana, y llegábamos tan sólo al ecuador del festival, con casi 20 proyecciones en 2 días, entre películas, OVAs y algún que otro cortometraje. Era el turno de un merecido (y corto) descanso…

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