El lanzamiento de Final Fantasy VII Remake, reseñado hace un par de días, ha sido esperado durante años por la comunidad gamer por dos razones: la primera, obviamente, es revisitar Midgar con el realismo y la hiperboleidad que permite la generación actual de consolas; pero reencontrarse con la mítica banda sonora de Nobuo Uematsu, totalmente revisitada y ampliada en el remake, sin duda es otro de los placeres que todo fan de la franquicia esperaba con gran expectación.
Ese inicio sinfónico, industrial, progresivo, rockero y con cierta epicidad hanszimmeriana que es “Bombing Mission” marcaría un antes y un después en la música de Final Fantasy, y en la música de los videojuegos en general. Pero sin duda son “One Winged Angel” y “Aerith’s Theme” los bastiones principales de una partitura de Nobuo Uematsu que ya en ese 1997 Shirou Hamaguchi orquestó junto a ese poema sinfónico que es el “FFVII Main Theme”.
Sin embargo, como reza el título de esta editorial, no es Uematsu todo lo que reluce. Y es que, aunque son Masashi Hamauzu y Mitsuto Suzuki quienes incorporan decenas de melodías y temas nuevos al ampliado universo de Midgar, si uno atiende al anuncio oficial de la banda sonora éste parece proclamar únicamente la vuelta de Uematsu a la música de Final Fantasy VII, componiendo incluso la canción “Hollow”.
Podría parecer que, al igual que hiciera en el film Final Fantasy VII: Advent Children (2005), Uematsu haya participado activamente en la actualización musical de su propia obra; sin embargo, la secuencia de créditos iniciales anuncia una sutil matización: música de Hamauzu y Suzuki; canción y música original de Uematsu. ¿Qué repercusiones artísticas tiene eso? Pero cuando el compositor principal se limita a ser un cebo musical “cediendo” las melodías originales para que otros las arreglen y las orquesten, es bastante decepcionante. Sobretodo cuando, observando los créditos de la banda sonora lanzada por Square Enix Music, tampoco son Hamauzu ni Suzuki los encargados de eso. Y no hablo de decepcionante en cuanto al resultado final, sino a nivel de expectativa e implicación.

Es justo pensar que 3 personas encargándose de componer casi 10 horas de música para la primera parte de un juego que, en términos de su banda sonora original de 4 CDs, ocupa sólo el primero de ellos, es una tarea titánica, con lo que es normal que se delegue. Ya ha pasado con otros remakes como los Final Fantasy III y IV para NintendoDS, o el recientes remake de Trials of Mana. Pero en estos ejemplos la música acaba siendo una reinterpretación de la música original, adaptándola a un sonido más realista y actualizado. En Final Fantasy VII: Remake, en cambio, estamos hablando de variaciones y sinfónicoelectrónicos totalmente nuevas y con entidad propia, casi más propios de un álbum de arreglos más que de una banda sonora original.
Aquí cuando entramos en un mundo oscuro que concierne a la magna banda sonora de este FFVII Remake. Porque sí, la música nueva es de Hamauzu y Suzuki, mientras que Uematsu sólo ha compuesto un tema nuevo mientras recibe omnipresencia por su trabajo hace 23 años en los 7 cds (8 en caso de la edición limitada) de la banda sonora Y es que en total hay hasta 14 compositores, número que se eleva a 25 personas si contamos con los (inestimables) orquestadores, todos ellos (casi) en un segundo plano. Y no es la primera vez; muchos de ellos recibieron el mismo trato en la Final Fantasy XV Soundtrack: Volume 2.
Estos son sus nombres, entre los que hay primeras espadas de Square Enix relegados a un increíble segundo plano: Shotaro Shima, Yoshitaka Suzuki, Yoshinori Nakamura, Tadayoshi Makino, Yasunori Nishiki, Keiki Kobayashi, Takafumi Imamura, Daiki Ishikawa, Tsuyoshi Sekito, Ayumu Murai, Nozomi Toki, Naoyuki Honzawa, Kengo Tokusashi, Hiroko Sebu, Yuichi Tsuchiya, Masanori Akita, Miki Fujimoto, Sakiko Sakuragi, Hydra, Kenichiro Fukui, y Aska Kaneko; incluso Sachiko Miyano ha participado la suite de los créditos finales. Muchos de los arreglos musicales son una auténtica belleza, con una mezcla potentísima de orquesta y sintetizador, que brilla especialmente en los momentos cinemáticos donde los temas de Aerith, Sephiroth, Shinra, el Reactor Mako e incluso de Tifa y el tema principal, son usados excelentemente a modo de leitmotif para dotar de mucha narrativa a las escenas junto a temas nuevos como el de los Whispers. ¡Y casi ninguna de estas piezas es de los tres compositores principales!
Sí: el ampliado sector del cementerio de trenes, así como todo el background de Jessie y Avalancha, el capítulo entero de Shinra y el Sector 7, y sobretodo los misteriosos Whispers reciben un tratamiento musical completo gracias a Masashi Hamauzu, mientras que la extensa parte de Mercado Muro es terreno Suzuki. Pero más de medio juego está musicalizado por gente que no recibe mérito alguno salvo en la letra pequeña; letra que casi nadie lee.
Es un completo desconocido como Shotaro Shima, totalmente ignorado en los créditos del juego y sin apenas protagonismo en el libreto de la banda sonora, quien merece toda la atención y un lugar de lujo junto a Hamauzu y Suzuki: no sólo ha compuesto música original, sino que es quien ha arreglado toda la música original de Uematsu hasta el encuentro de Cloud y Aerith en la iglesia.
Es decir, no sólo Uematsu no ha participado en la renovación de la banda sonora, sino que Hamauzu y Suzuki han intervenido cero en los arreglos de la música existente. Es muy triste descubrir que lo que alabé en un editorial anterior acerca de la renovación musical de de Final Fantasy VII: Remake la asumí de ellos tres, cuando es mayoritariamente la estupenda visión de Shotaro Shima, tratado casi como un ghost writer, la que añadió, por ejemplo, los coros de Sephiroth a la intro de Midgar, así como las flamantes orquestaciones de “Bombing Mission” y los demás temas de batalla en multitud de escenarios.
Incluso Tsuyoshi Sekito, con la brutal música de Final Fantasy Type-0 a sus espaldas, y Yasunori Nishiki, artífice de la música de Octopath Traveler, son casi ninguneados pese a participar arreglando e incluso componiendo para muchas de las escenas más importantes de este remake Y es que Yasunori Nishiki, aparte de componer el tema de batalla del Ghoul, es el artífice del arreglo del tema “Hollow” de Uematsu para el orfanato del Sector 5, o la apoteósica versión de 10 minutos de “One Winged Angel”, donde demuestra no sólo un gran dominio de la orquestación sino un gran conocimiento del tema original, pues durante los primeros 4 minutos lo convierte en una rapsodia de sí mismo, para luego rendir homenaje al tema tal cual y finiquitarlo con el motivo del Arbiter of Fate de Hamauzu. Para quitarse el sombrero, como aquí, en su tema original para el Tour Shinra acerca de los Cetra, con un final cinemático cuya música no se encuentra en la banda sonora editada, como ya dijimos en la reseña.
Todo esto no hace sino conformar un conjunto agridulce en la discografía de Square Enix Music, denostando la excelsa labor de gran cantidad de compositores que merecen un más que justo reconocimiento, a añadir a los otros dos grandes factores negativos de la edición que ya comenté en la reseña: la falta de (muchas, sobretodo cinemáticas) piezas, y la falta de cohesión en términos de producción, con cada compositor mezclando en su estilo. Espero que, al igual que con Final Fantasy IX y Final Fantasy XIII, lancen una edición PLUS con la música que falta, pues no es poca, ni intrascendente: el primer encuentro de Cloud con Aerith y los Whispers mediante (un par de vídeos más arriba); la caravana de Don Corneo con Tifa dentro; el flashback de Aerith en el cementerio de trenes; las variantes corales del tema de Sephiroth en el edificio Shinra, como en este último video; o la cinemática final previa al enfrentamiento con los Whispers y Sephiroth. Son momentos muy importantes tanto en el juego como en la música, y son terriblemente echados muy en falta. Como los nombres de los compositores a la sombra de Uematsu, que seguro que son quienes han realizado esas solemnes piezas.