#Editorial: El VII de caballería de Nobuo Uematsu

Era el año 1997 y Squaresoft (como se llamaba por aquel entonces Square Enix) lanzaba un juego que marcaría un antes y un después: Final Fantasy VII (1997). Y tanto para los adolescentes que por ese entonces habíamos jugado a los otros capítulos de saga gracias a los emuladores (porque a Europa era el primer Final Fantasy que llegaba) como para los que no, el lanzamiento de la VII entrega fue un auténtico revulsivo. Sí, quizá no les quedó tan profundo como Final Fantasy VI (1994), ni tan redondo como Final Fantasy IX (2000), pero el VII es toda una obra de arte que marcó una época.

Ambientación cyperpunk en contraposición a la tradicional fantasía histórica, narrativa ecologista con megacorporación a la que destruir, una muerte que descolocaba por completo como trama central, narrativa con narrador no fiable… y todo ello con una primera aproximación al 3D con fondos pre-renderizados, pioneras cinemáticas que (por aquél entonces) quitaban el hipo, y un sistema de magias que encajaban com un guante en la propia historia del juego. Todo eso, y más, fue Final Fantasy VII.

Eso sí, curiosamente fue el último Final Fantasy que no contó con un tema cantado, algo que inauguró Final Fantasy VIII (1999), no sólo como tema de créditos finales sino añadiendo la canción narrativamente (ese “Eyes on Me” durante la secuencia en la “Ragnarok”…) y dándole entidad de tema principal, con múltiples variaciones en la banda sonora, como la del famoso waltz al poco de empezar el juego. Sin embargo, el propio compositor, Nobuo Uematsu, está dispuesto a cambiar eso el próximo mes de abril con “Hollow”, el inédito tema creado para el esperadísimo Final Fantasy VII: Remake (2020):

Es curioso cómo esta entrega ha estado siempre situada en un limbo entre dos estadios de gameplay en este tipo de juegos. Ya que si bien Final Fantasy VII estaba gráficamente en otro estado evolutivo respecto competencia de la misma época y plataforma (PSX) como Arc the Lad II (1996), Wild Arms (1996), o Breath of Fire III (1997), o incluso respecto juegos occidentales como Diablo (1996) o Fallout (1997), éste fue ampliamente superado por títulos inmediatos como Grandia (1997), Legend of Legaia (1998) o el mismo Final Fantasy VIII dos años después. Y musicalmente estamos en el mismo terreno, ya que Final Fantasy VII tuvo uno de los más pobres bancos MIDI que se recuerdan en esa época para una banda sonora, por otro lado icónica gracias a la mente de Nobuo Uematsu.

La música que Nobuo Uematsu ideó para Final Fantasy VII usaba los primitivos sintetizadores MIDI, con un ojo en el sonido de los 16 bits de la SNES (con un chip de sonido Sony) y que lograban crear un sonido ni suficientemente retro ni suficientemente realista, con lo que el arte de componer y secuenciar mediante crescendos, ostinatos y arpeggios, daba un mood o un otro a música que usaba siempre los mismos sonidos. Es realmente impresionante ver cómo en los años 90 Uematsu compuso, con ese pobre recurso MIDI, piezas profundamente orquestales con un notable uso de cuerdas, metales y maderas, y a la vez temas muy rockeros con guitarras, baterías y sonidos electrónicos.

La rapsodia sinfonicocoral que es “One Winged Angel”; el poema sinfónico que era el tema principal del juego; la magia lírica de “Aerith’s Theme”, heredera clara de “Aria di Mezzo Carattere” de Final Fantasy VI; o ese rock sinfónico tan marca de la casa en tracks como “Opening ~ Bombing Mission” o “J-E-N-O-V-A”. Composiciones ya de culto, y que han pasado a la historia de los videojuegos. Pero ¿qué hubiera pasado si esa música sonara mejor? ¿Qué pasaría si Uematsu hubiera tenido todo el arsenal sonoro disponible? Esto es lo que promete traer este remake de Final Fantasy VII (aunque será una primera parte de varias).

Olvidad las bandas sonoras de los remasters de Kingdom Hearts, Secret of Mana, o de otras entregas de la Final Fantasy como el X o el XII, rebautizado como The Zodiac Age. Orquesta, coro, grabaciones reales y samplers electrónicos de última generación: todo al servicio de la completa revisión (y no sólo reinterpretación) que ha hecho el propio Nobuo Uematsu de su obra (así como Hans Zimmer re-experimentó con su Rey León (The Lion King) este pasado 2019). Y el resultado, por lo que poco que se ha podido escuchar a fecha de hoy, finales de febrero de 2020, es un de un trabajo y una calidad descomunal. Si Yasunori Nishiki parecía homenajear continuamente a Nobuo Uematsu en Octopath Traveler, es precisamente Nobuo Uematsu quien ha brindado un salto evolutivo sin precedentes a una banda sonora retro suya, con la que ya flirteó, con muy buenos resultados, en el film CGI Final Fantasy VII: Advent Children (2005).

Los 85 tracks originales de Final Fantasy VII prometen ser retrabajados por completo, ya sea con arreglos o con variaciones enteras, creando varias versiones de cada tema. Y con tres compositores implicados en tan magna tarea: el propio Nobuo Uematsu; secundado por otro favorito personal, Masashi Hamauzu (con quién ya trabajó en Final Fantasy X (2001), aparte de excelente arreglador/orquestador y artífice del apartado musical de la trilogía Final Fantasy XIII (2009-2013)); y ambos junto a Mitsuto Suzuki, colaborador de Hamauzu en Lightning Returns: Final Fantasy XIII (2013). Sólo faltará por ver si esta reinterpretación con base mayoritariamente sinfónica le hace justicia a una banda sonora caracterizada por una versatilidad musical que iba desde el rock hasta la épica orquestal pasando por el jazz y la música puramente electrónica, algo muy habitual en el Nobuo Uematsu de los 90.

Los coros de “One Winged Angel” apareciendo furtivamente en el “Opening”. El “Main Theme” colándose sabiamente en segmentos de “Bombing Mission”. Las distintas versiones de “Mako Reactor”, incluyendo una sinfonicoelectrónica versión épica de batalla. Y qué decir de “Those Who Fight Further”, mucho más electronicosinfónica y hasta con coros en sus múltiples versiones, perdiendo todo el tono hardrockero original pero ahora con flirteos inéditos junto a la siempre bienvenida “Bombing Mission”. Nada que ver con las ya notables versiones cinematográficas de la mencionada Final Fantasy VII: Advent Children (2005), ni mucho menos con los ya estupendos arreglos sinfónicos que ya conocemos de las franquicias de conciertos Distant Worlds o A New World. Al menos, eso parece indicar la organización de un orchestral tour inédito y propio con la música de Final Fantasy VII Remake, y que pasará por Barcelona a finales de año.

Mucho deberían cambias las cosas para que la banda sonora de este Final Fantasy VII Remake (2020) no se convierta en uno de los lanzamientos de 2020, ya no en el terreno del ocio sino en el del musical. Esto es literalmente otra liga, en la que el espíritu cyberpunk del videojuego ha sido deliberadamente realzado con un tono epicosinfónico de tintes electrónicos que quizá le resta variedad y lo aleja del espíritu original; pero con un sonido que (por fin) parece hacerle justicia. 

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