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El habitual coguionista del genio de las aucas cinematográficas, Wes Anderson (Isla de Perros, Isle of Dogs, 2018), firma aquí una solemne y sobria película sobre el amor. Porque Noah Baumbach se sirve de ese fantástico surrealista que tanto domina para contar un desamor desde el amor, y gestionar mediante contrastes, muchos de ellos dirigidos hábilmente por la partitura de Randy Newman, la ruptura de una pareja. Sí, aparentemente no es nada del otro mundo, y quizá así sea, pero las notables interpretaciones de Adam Driver y Scarlett Johansson aportan una verdad a la película tan tangible que da miedo, siendo imposible no verse uno mismo reflejado aunque sea en algo. No hay un descenso a los infiernos, no hay odio, ni mártires, ni siquiera indiferencia. Hay amor, hay nostalgia, hay vida. Y gracias a Netflix, Noah Baumbach ha podido filmar esta tierna y triste película con un inteligente guión que sabe ir in crescendo mientras nuestros protagonistas van hacia abajo.
Cuesta contar algo más de esta película sin entrar en el terreno del spoiler, así que seré breve. La película se inicia con un contraste de lo más sugerente: dos secuencias flashback sobre cómo es uno según el otro, con la voz en off del otro a modo de narrador. Es lo que han escrito para la terapia de pareja, y lo que puede verse en el trailer de encima de estas líneas. Y así, en esos 5 minutos iniciales Baumbach no sólo ha situado a los dos protagonistas en su conflicto, sino que ha hecho una radiografía de personajes excelente con ojos “ajenos”, que encima el guión se encargará de ir desfigurando a medida que pase el metraje para sacar lados oscuros y lados débiles que se entretejen entre ambos, creando un choque de egos tanto a nivel artístico como emotivo tan verosímil que da vértigo. De hecho, la película juega a tres niveles: el visual, que muestra la ruptura; el de subtexto, que muestra el amor; y el musical, donde la partitura de Randy Newman nos deja entrever lo que piensan los personajes, como si fueran voces en off en momentos determinantes del film.
Al igual que Todd Phillips aprovechaba su dominio del humor negro y del patetismo social para crear Joker, aquí Baumbach aprovecha su dominio del surrealismo y del cine de contrastes para enseñar una ruptura pero realmente hablar del amor, de una historia de amor que quizá no ha terminado pero que quizá es incompatible, algo que nos aterroriza a todos. Y aquí está el verdadero potencial de la película: su verdad sin filtros, sin fisuras y sin artificios.
MARRIAGE STORY
(USA, 2019; dtor: Noah Baumbach)Tono
Guión
Montaje
Actores
Sonido
Música
Foto
Visuales
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