Creo que hay poca gente en el primer mundo que no se haya enterado de que hoy, 19 de diciembre de 2019, se estrenaba en los cines de todo el mundo El Ascenso de Skywalker (Star Wars Episode IX: The Rise of Skywalker, 2019), la película que cierra (per tercera vez) una saga que ha cautivado a varias generaciones. 9 películas, 3 trilogías, y a falta de ver este último capítulo, de calidad descendiente. No obstante, hay algo que ha mantenido el transatlántico de los Jedi a flote durante más de 40 años, y eso es la música de John Williams para la franquicia. Por eso, y como viene siendo tradicional desde que Disney estrenó El Despertar de la Fuera (Star Wars Episodio VII: The Force Awakens, 2015), la Orquestra Simfònica Camera Musicae ha programado en el Palau de la Música Catalana un concierto basado en esta banda sonora, cada año por fechas navideñas (cuando han solido ser los estrenos de las películas). Y este año, cerrando ciclo, no podía ser menos. Y en doble cita, pues los que no hayan podido acudir esta tarde al Palau, tienen otra oportunidad el sábado 21 de diciembre a las 12 en el mismo recinto, o ya el 22 de diciembre en Tarragona y el 23 en Girona.
El concierto ha congregado una legión de fieles que ha llenado casi todas las localidades del Palau de la Música Catalana, quienes han disfrutado a lo grande a tenor de los grandes aplausos y vítores que tanto las diferentes secciones de la OCM como el director invitado, Vladimir Kulenovic, han recibido a lo largo de los 90 minutos de concierto que se ha celebrado sin pausa. Y qué decir del setlist: todo un fanservice amable y disfrutable a partes iguales, con foco en las dos primeras trilogías de Star Wars (1977-2005) pero haciendo también hincapié en otras obras de John Williams igual de célebres, como un bellísimo binomio de Harry Potter (2001) y los temas de E.T. (1982) y Superman (1978). Temas inmortales e imprescindibles que no faltan en ningún concierto con música del Maestro, ideal para recibir con los brazos abiertos neófitos de esta clase de conciertos, y que los veteranos nos sentemos y nos dejemos llevar. El único “pero” del programa ha sido no haber incluido el tema de Rey de The Force Awakens, que habría cerrado musicalmente la saga. No obstante, fans de las dos trilogías previas han quedado más que satisfechos con un final de concierto con la suite clásica del Main Theme + Leia’s Theme + Imperial March + Yodas Theme + The Throne Room (ésta última con un arreglo que incluye el wagneriano leitmotiv de La Fuerza junto a una revisitación del apoteósico himno del final de La Guerra de las Galaxias (Episode IV: A New Hope, 1977)), y un inicio con el fenomenal Across the Stars de El Ataque de los Clones (Episode II: The Attack of the Clones, 2002) con esa naturaleza bipolar entre romántica y tenebrosa, y la apoteósica versión instrumental del Duel of the Fates de La Amenaza Fantasma (Episode I: The Phantom Menace, 1999).
Todo ello con una orquesta totalmente entregada, que si bien los vientos han tenido algún que otro desliz, han sido negligibles comparado con la maquinaria de garra, pasión y técnica que han arrancado. Por algo son también expertos también en música de cine, como demostraron con el Vertigo de Bernard Herrmann a principios de año. En fragmentos del Star Wars Main Title, Duel of the Fates y Throne Room, las secciones de la Orquestra Simfònica Camera Musicae parecían ir retándose entre ellas a ver quién ponía más energía y más fuerza en tocar, retroalimentándose y generando un poderoso sonido sinfónico que ya es marca de la casa en la formación tarraconense. Sonrisas e incluso risas eran perfectamente visibles en una clara demostración de que no sólo estaba disfrutando el público. Y eso se nota. Incluso el director invitado, Vladimir Kulenovic, ha estado visiblemente atraído por esa Fuerza (sic) desde su atril, y aunque ha sabido llevar la música de John Williams a muy buen puerto, ha habido momentos que se ha permitido apartarse de dirigir el ritmo de la música, llevado enteramente por la orquesta, para centrarse en el color y la tesitura de ésta y disfrutar de ésta. La sinergia era total entre orquesta, director y público. Prueba de ello ha sido el comentario cómico de Kulenovic, luego del bis sorpresa de Indiana Jones: “This is the Dark Side of the Force”, para concluir el concierto repitiendo la vigorosa Imperial March como bis final, con la presencia de Darh Vader en platea. Kulenovic, por cierto, a quien he descubierto a modo de anécdota personal como pareja de Leticia Moreno, con quien me he cruzado en el Palau y protagonista, al violín, de uno de los mejores conciertos que recuerdo de la Camera Musicae.
Desde luego, el setlist no es nada innovador; pero no busca serlo, y más cuando es tradicional y se celebra año tras año. Éste es un concierto festivo, de celebración de una forma de entender las bandas sonoras, de entender los últimos 40 años de cine a través de la partitura de un genio como es John Williams, el Maestro Jedi de los leitmotivs que traspasan su función narrativa para volverse iconografía pop. Sólo Hans Zimmer ha logrado algo parecido en estos últimos años, pero es Williams el bastión del sonido sinfónico puro, esa herencia casi relegada a la nostalgia, en parte por el éxito del sonido Zimmer. Y eso es lo que ha logrado hoy la OCM: reproducir esta herencia sinfónica que sabe salir del celuloide para tener entidad propia, y sentirla como nuestra gracias a las películas de toda una generación (o más de una), y de la que justo este año la Deutsche Grammophone ha querido formar parte con Anne-Sophie Mutter. Y con el poder y la pasión que pone esta orquesta en todo lo que hace, el resultado es aún más poderoso. Resultado que, recuerden, aún puede ser disfrutado 3 veces más en Barcelona, Tarragona y Girona los días 21, 22 y 23 de diciembre respectivamente.