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Era 2017 cuando Square Enix Music organizaba la Eorzean Symphony, un proyecto sinfónico para llevar la música que Masayoshi Soken y Kenichi Kuroda idearon para Final Fantasy XIV, especialmente todo lo acontecido hasta la fecha aunque haciendo foco en las expansiones A Realm Reborn (2014) y la musicalmente apoteósica Heavensward (2017). También lanzaron el CD de 36 minutos Final Fantasy XIV Orchestral Album (2017), que podían parecer cortos pero que escuchados seguidos y en orden conformaban un fenomenal poema sinfónico; y este año, aparte del homenaje a Heavensward tanto en el álbum Distant Worlds V como en A New World volume 2, y a expensas de la Eorzean Symphony 2019 que ha sido editada en japón hace escasos días (con una parte nueva enfocada en Stormblood (2018)), Square Enix Music lanza este Final Fantasy XIV Orchestral Album vol.02 (2019) basado casi enteramente en esta nueva parte, que es una dignísima evolución que mantiene el altísimo listón del primer volumen. Porque si bien el vol.01 tenía 4 arregladores, incluida la siempre excelente Sachiko Miyano, en este vol.02 es Miyano quien ha capitaneado en solitario la orquestación de las 8 pistas del CD. El resultado: 40 minutos de magnanismo orquestal con un brutal uso del coro, sin nada que envidiarle al otro gran transatlántico sinfonicocoral de Square Enix, y que ya reseñamos aquí: Nier: Orchestral Arrangement Album (2018).

Y es que excepto por el llamado Crystal Tower Medley de 7 minutos, que recupera temas de Nobuo Uematsu para Final Fantasy 3 como Crystal Tower y la siempre bienvenida Eternal Wind con un uso de vientos y metales en una continua reorquestación que quita el hipo, Sachiko Miyano adapta las piezas más sinfónicas de Stormblood empezando por una hisaishiana Painted Red que es simplemente una delicia. Cogiendo los temas Crimson Sunrise y Crimson Sunset con el final de Storm of Blood, Miyano construye una suite basada en el omnipresente tema principal de la expansión en un bello mestizaje entre la orquesta y el shakuhachi, hasta que el épico coro final irrumpe, majestuoso. El único “pero” de este genial tema es que justo después viene Triumph, el tema de batalla que incluye una reorquestación lírica genial pero que incluye el mismo tema principal con la misma orquestación, con lo que lo solemne de Painted Red se desmorona por repetición al ser tan seguido.
Por suerte todo rápidamente con Songs of Salt and Suffering, uno de mis temas preferidos de la banda sonora de Stormblood, donde su ritmo étnico es ignorado y aún así mantiene intacta su emocionalidad con una percusión y unos metales enormes que abrazan la melodía como nunca; como también sucede en el citado Crystal Tower Medley, donde Sachiko Miyano sabe tirar de nostalgia y al mismo tiempo dotar de personalidad propia (y de una soprano durante 20 segundos exactos) al que sin duda es uno de los mejores medleys sinfónicos de toda la franquicia Final Fantasy; todo un momentazo sonoro que prepara el terreno para la segunda y más compleja parte del CD, con casi omnipresencia de coros y disonancias, y donde todo el espectro sinfónico se rinde al servicio de unos arreglos increíblemente épicos y que mantienen el tono de las piezas originales. En mi opinión, Triumph debería ir justo aquí, después del Crystal Medley, revisitando así el tema principal en el ecuador del disco de esta forma tan épica que muestra el siguiente vídeo del próximo Eorzean Symphony 2019:
Ecuador que se traspasa inmejorablemente con Open Box, la muy étnica y muy asiática pieza de Kenichi Kuroda, que Miyano transforma por completo omitiendo toda percusión y ese hermoso erhu, en un crescendo muy progresivo y orquestal que eleva la canción al universo más épico de John Williams. Y de aquí llegamos al tema más mastodóntico del álbum, From the Heavens, un arreglo sinfonico-coral del tema de batalla contra Omega Weapon (expansión Shadowbringers) que si en su versión original ya es imponente, aquí pone literalmente la piel de gallina, con unos pasajes corales muy de Howard Shore en Mordor y que dan paso al, en mi opinión, mejor tema del CD, por su esencia de poema sinfónico, por su delicadeza al violín al inicio, por su tono folk, y por cómo transforma el tema bélico Wayward Daughter en un majestuoso coro sin perder su esencia épica: Tsukoyomi’s Pain. Y por si fuera poco, el CD termina con un último tema de batalla, el de Shinryu, al que Miyano le da dos vueltas y cada una con una orquestación distinta, controlando los tempos para llegar con el gran coro entonando de nuevo el tema principal como coda de un magnífico CD, al que otro orden de facto en las canciones habría conllevado la excelencia.
FINAL FANTASY XIV ORCHESTRAL ARRANGEMENT ALBUM, VOL.02
Symphonic Metal
(Square Enix, Japón, 2019)Composición
Producción
Interpretación
Interpelación
Duración
Ordenación
Packaging
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CANCIÓN TOP✭✭✭✭✭✭✭✭✭✩
Tsukoyomi’s Pain