El pasado 1 de noviembre, día oficial de todos los santos y día después de la noche de Halloween (Samhain, según el mito original), L’Auditori de Barcelona se vestía de gala para recibir en la gran pantalla a Jack Skellington, maestro de ceremonias de Halloween Town, y su intento de reinventar la navidad “con sus métodos”. Nightmare Before Christmas, o como se la conoce aquí, Pesadilla Antes de Navidad (1994), es ya un clásico entre clásicos dentro del cine de animación, y el film de Tim Burton dirigido por Henry Selick (Los Mundos de Coraline (2009)) cumple este año el cuarto de siglo. Efeméride que la productora Disney ha querido celebrar creando la gira Live in Concert del film, en la que la OBC participó interpretando en directo la fenomenal partitura que Danny Elfman ideó para este peculiar musical.
Hubo algún problema inicial de acople de los micrófonos para la amplificación de la orquesta (innecesaria en mi opinión, pero para los conciertos Live In Cinema siempre la ponen). Y cómo no, también hubo esa tradición de llevar a niños pequeños a eventos de películas “de dibujos”, cuando son eventos de estarse quieto y callado para ser disfrutados y no saben hacer ni una cosa ni la otra. Pero salvo eso, el concierto fue deslumbrante, como siempre con la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya. El trabajo de Lorenzo Ferrándiz dirigiendo a la orquesta fue notable, sincronizándose a la perfección con las voces de las canciones originales de la cinta, y captando en todo momento el tono del film y la intención musical de cada pieza, algo nada fácil siendo producto de las mentes disparatadas (para bien) de Burton y Elfman.
A pesar de la corta duración del film, 73 minutos, el concierto estuvo dividido en dos partes de 35 minutos cada una, con 20 minutos de pausa. Y es que de ese total de 73 minutos, 60 tienen música, siendo más de la mitad canciones cantadas con las que sincronizarse no sólo en relación de tempos de secuencia sino con las voces. Realmente agotador, sobretodo cuando uno se da cuenta que lo que hace Danny Elfman es jugar con todo el espectro sonoro de la orquesta, combinando disonancias propias de la música de terror con melodías infantiles. Y al margen de ese sonido que navega como si nada entre lo romántico y lo grotesco, siempre con un enorme sentido del humor, la partitura instrumental es increíblemente cinematográfica, usando las canciones como leitmotifs narrativos y, a su vez, los leitmotifs como canciones. El “hombre elfo” nunca tuvo mejor descripción a través de su apellido como para esta Nightmare Before Christmas, donde brilla con luz propia. Y la OBC supo dotarle de esa luz.
Em vaig quedar taaaant amb les ganes… A qui se li acut! En un pont! 😉
És una obra mestra de pel·lícula. Prometia molt. Amb infants i tot (en serio???)