Inauguramos nuestra andadura (y esperando que se repita en el futuro) por el B-Retina, un festival de cine de serie B hecho en Cornellà de Llobregat que este año celebraba su quinta edición, en una edición con la que se consolidan como una opción de calidad, humilde y sin embargo muy potente, con las presencias estelares de Luigi Cozzi, autor de giallos con auge en los esplendorosos 70 y 80, y Laurence Harvey, que para la gente que no lo conozca por nombre, es el incómodo y angustiante Martin, el protagonista de The Human Centipede II (2011). Aparte, actividades paralelas se sucedían sin parar ese fin de semana del 13 al 15 de septiembre: sesiones de firmas, charlas, monólogos, un mercadillo, espectáculos con batucada y lucha vikingas, e incluso un concierto.
Por motivos de calendario no pudimos asistir a toda la oferta del festival, ni mucho menos, pero lo presenciado fue impresionante. Llegamos a punto para presenciar lo que podría llamarse batucada vikinga que posteriormente musicalizaría una exhibición de lucha antigua y medieval en el exterior del Auditori Biblioteca Sant Ildefons.
Tiempo justo para saludar a compañeros de prensa, recoger mi acreditación, conseguir un programa y entrar a la sala para la premiére absoluta, con todo el equipo artístico y técnico en el escenario, de Apóstata (2019), la segunda película de Hugo Cobo, que ya sorprendió con su ópera prima Cautivos (2018) que inauguró el último Festival de Cine de Sabadell hace unos meses. En Apóstata Cobo deja de lado la insinuación en pos de sensaciones y diálogos de historias cruzadas de Cautivos para ofrecer un divertimento en estado puro, violento, crudo, gamberro, con puntos muy gore, pinceladas claras hacia el cine de Tarantino, donde la “justicia por su mano” contra un cura pederasta es la base argumental de un film que no esconde en absoluto la denuncia contra esta lacra de una institución milenaria, en principio humanitaria y basada en el bien común. Repiten como actores, por cierto, Mireia Agramunt, Miguel Ángel Navarro y Josep Maria Alejandre, éste último espectacular en el papel del padre Bonifacio, el pederasta; pero atención a José Javier Domínguez (Vis a Vis) como protagonista traumatizado por Bonifacio en su infancia, y al caramelito de personaje que se lleva el otro anciano del reparto, Ramon Carceller, quien hace de Tío Hermenegildo, un ex-mercenario que ayudará a su sobrino a hacer justicia.
Un punto muy a favor, aparte del sólido guión que han caracterizado ambos filmes de Hugo Cobo, es la notoriedad del aumento de presupuesto: el sonido directo ha mejorado mucho, así como la multitud de escenarios exteriores que ha conllevado el rodaje es de aplaudir. Y atención a la banda sonora, pues repite Pedro Delgado alias “Wüten Roshi” con música hardcore para los momentos más violentos, y se le añade la música lírica al piano de Maese César para los momentos más dramáticos (que los hay). El resultado es una película con gran carga dramática pero muy bien balanceada con los momentos cafres y tarantinianos, aunque bien es cierto que la historia es plana y lineal, sin sorpresas como ocurría en Cautivos. Eso es bueno; Apóstata enseña sus cartas al poco rato de empezar, no pretende ser nada que no es, y es de un registro y un tono totalmente distinto al anterior film, lo cual demuestra las capacidades como guionista y director de cine de género como es Hugo Cobo.
Luego de eso llegaba uno de los platos fuertes del festival, y no sólo por su presencia introduciendo la segunda parte (y más literalmente asquerosa) de la trilogía de Tom Six sobre el ciempiés humano: Laurence Harvey estuvo media hora firmando películas, programas, y pósters, y haciéndose fotos con los fans, entre los que me incluyo. Fenomenal el actor, muy metido en el papel que le ha dado fama, convirtiéndose de un señor encantador a Martin en un segundo al posar para las fotos. Dicho actor también introdujo la proyección de The Human Centipede II (Full Sequence), donde explicó que tuvo el primer papel protagonista después de un par de interpretaciones menores y que le dio fama en el cine de género, en el cual dice sentirse cómodo.
Porque si el Doctor Heiter de la primera entrega (2009) era un psicópata, sí, pero experto en medicina y que ejecutaba su experimento en un quirófano en condiciones, el ejercicio meta de Tom Six que crea en su secuela es de órdago con un sociópata, vigilante de parking, que ve la primera película y se inspira para hacerlo “más grande y peor”, en un sótano infecto y sin ninguna clase de conocimiento quirúrgico, con lo que la escatología y el asco están a la orden del día gracias a una espléndida y grotesca fotografía en blanco y negro (excepto trozos clave en color) de David Meadows y cómo no, ese personaje tan apartado de la sociedad, ese repulsivo Martin al que da vida un tremendo Laurence Harvey, que luego coprotagonizaría la tercera parte de la trilogía junto a Dieter Laser, el actor que da vida al doctor Heiter y con quien cerraría el ejercicio metacinematográfico más grotesco de la década. Sin duda Tom Six se ha ganado el reconocimiento del cine de género, y el invitado por el B-Retina sin duda tiene gran parte de culpa de ello.
Y finalmente, terminamos la cobertura del B-Retina con Paganini Horror (1989), mítica sesión retrospectiva en homenaje y presentada debidamente por su director, Luigi Cozzi, invitado por el festival. Basándose en la leyenda de que Paganini vendió su alma al Diablo a cambio de triunfar en la música, uno no puede sino disfrutar del dinamismo de una cinta protagonizada por una banda de rock que encuentra una partitura inédita del compositor italiano y deciden que sea su nuevo single, grabando el videoclip en la casa del propio Paganini. Lo que despiertan en esa casa será de todo menos pacífico, y junto a un eficaz guión y unos efectos visuales de gran calidad (propios de su época, eso sí), el resultado es la mar de satisfactorio. Sangre, muertes, seres demoníacos, alguna escena pasada de vueltas, unos bellos planos exteriores de Venecia y una banda sonora hipnótica. Todo aderezado con el director de todo eso presente. ¿Qué más se puede pedir a una sesión retrospectiva?
Y con esto nos despedimos del un festival, pequeño pero en clara progresión ascendente y con una gran programación y recursos; al que asistimos y cubrimos por primera vez, pero esperamos que no sea la última.