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No quiero empezar a hablar de este re-estreno sin antes mencionar al genio cinematográfico Billy Wilder, austríaco y judío a quien la subida al poder del totalitarismo hitleriano en Alemania le obligó, ya como guionista de cine, a huir del país y asentarse en Francia y luego en Estados Unidos. Wilder dijo ácidamente en 1945:
The optimists died in the gas chambers, the pessimists have pools in Beverly Hills.
(Los optimistas murieron en las cámaras de gas, los pesimistas tienen piscinas en Beverly Hills)
Obviamente se refería al Holocausto, y de eso trata Schindler’s List. Sí, seguiremos al empresario vividor Oskar Schindler (un excelso Liam Neeson) y su cambio de percepción de la realidad nazi hacia los judíos, en especial con su contable Itzhak Stern (un Ben Kingsley en estado de gracia, recién ganador del Oscar con Gandhi) con que le llevará a realizar uno de los actos humanitarios más alucinantes de la Historia reciente. Pero este film no es un biopic sobre él: es un biopic sobre el Holocausto, y sobre el papel de Schindler en él, donde lejos de beatificarlo se nos mostrará el por qué de su inicial perspectiva capitalista y el vuelco emocional y humanitario sin precedentes que sufrió. Por eso es tan vital su larga duración: casi 200 minutos que pasan en un suspiro. Por eso es tan vital que se rodara en la misma Krakovia. Por eso es tan vital que haya tantos co-protagonistas (más de 100 personajes con diálogos) y que se necesitaran miles de extras israelíes para los judíos y polacos para los nazis y filmar la barbarie nazi como si fuera un documental catártico. Por eso es tan vital la fotografía de Janusz Kaminski y el blanco y negro con el que se rodó: no tanto para flirtear con el expresionismo alemán como para también abordar, en un film que empieza y acaba en color, lo que fue el Holocausto: la vida sin luz.
A indicaciones del propio Steven Spielberg quien le recomendó que le añadiera recorrido, el guión de Steve Zaillian (quien se ha convertido en todo un experto en guiones veraces con sus libretos para Gangs of New York o American Gangster) es brillante, moviendo el foco de la acción ágilmente entre decenas de los judíos “de Schindler” y sus propios arcos dramáticos, así como a un arrollador Ralph Fiennes a quien le coges miedo con su interpretación del nazi a cargo del guetto: Amon Göth. Si a esto le sumamos la transformación que vemos en la propia mente de Schindler (que es la nuestra), la barbarie nazi cobra un sentido empático sin parangón, pues es vista sin compasión desde todos los ángulos y desde todas las perspectivas. Y mención aparte la maravillosa y emotiva banda sonora de John Williams, cuyo uso del tema principal consigue hacerme llorar cada vez que suena (como sucedió en el concierto con la Orquestra Simfònica del Vallès i Salvador Vidal, el doblador de Liam Neeson), la escalofriante pieza coral Immolation (With Our Lives, We Give Life), así como el inteligente uso musical de piezas tradicionales judías como OYF’N Pripetshok o la emotiva Yeroushalaim Chel Zahav a modo de epílogo. Y que el prestigioso violinista judío Ithak Perlman esté a cargo de los solos melódicos no hace sino aumentar emotividad y tridimensionalidad a una música ya de por sí enorme. Y a destacar la ausencia total de banda sonora para los nazis, impersonalizándolos y psicopatizándolos, rodeados sólo de sus gritos, disparos o el terrorífico ruido de sus sincronizados pasos.
Volviendo a la cita de Billy Wilder, éste fue de los pesimistas. Y la familia Spielberg había perdido parte de su familia en el Holocausto, tenían varios parientes que habían sido asesinados en Polonia y Ucrania. Fue cuando la caída del muro de Berlín provocó un ligero movimiento neonazi que negaba el Holocausto cuando Steven decidió coger las riendas de un proyecto que llevaba diez años postergando, e incluso dado a Martin Scorsese, y asumir el desafío emocional y espiritual que representaba un film de estas características. Steven Spielberg filmaría Schindler’s List renunciando a su sueldo por ética, justo después de rodar Jurassic Park, estrenada el mismo 1993. El resultado: La recompensa: éxito a nivel mundial, la consagración de Spielberg como director solemne, un año entero en carteleras por todo el planeta, siete Oscars, siete BAFTA, y tres Globos de Oro, entre otros premios.
En su momento algunos dijeron que ficcionar el Holocausto es una aberración como concepto pues lo convertimos en divertimento, e incluso verlo desde los ojos de un alto cargo de las SS como Amon Göth es un insulto. 25 años después, en este reestreno, se proyecta un mensaje especial del propio Spielberg donde expone el querer relatar una historia de vida y esperanza dentro de un infierno que no se debe olvidar y que debe ser tratado y mostrado con dureza para recordar lo que fue un mal absoluto como el Holocausto, y en palabras de Stern, un bien absoluto como la Lista de Schindler. Porque quien salva una vida, salva el mundo entero…
SCHINDLER’S LIST
(USA, 1993; dtor: Steven Spielberg)Tono
Guión
Montaje
Actores
Sonido
Música
Foto
Visuales
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Per cert es veu que Billy Wilder va voler rodarla, però Spielberg no li va deixar. Un dels moments més terrorífics es quan un oficial nazi es posa a tocar el nazi mentre’s massacren una casa. Mola Marc sempre em descobreixes coses!
De res 😉 Sí, el moment del nazi tocant el piano amb trets de fons posa la pell de gallina, és la crueltat personificada. I sobre Wilder, en efecte, Spielberg la va oferir a Scorsese i Wilder va dir que li agradaria fer-la ell. Spielberg no es veia en cor de dirigir una cosa tan bèstia en aquella època, però finalment ho va fer. I li va sortir una obra magna.
Yo solo la he visto una vez, ya me quedé impresionada, tal vez la vuelva a ver, ahora que ha pasado tanto tiempo y no soy tan impresionable…. Gracias!!
A mí me impresiona cada vez que la veo, pero no puedo no verla cada cierto tiempo 🙂