Vi dos veces casi seguidas a estos grandes del folk galego pocos meses antes de inaugurar esta web, en verano de 2017, y han tardado un año y medio en volver por Barcelona. Pero la espera ha merecido la pena, y el pasado 24 de enero Luar na Lubre llenaron la Sala BARTS para presentar su último álbum, Ribeira Sacra, y puedo darles entrada a este blog junto a Carlos Núñez, otra gran ausencia subsanada hace poco.
El nivel musical de Luar na Lubre fue excelso, como ya nos tienen acostumbrados las gaitas de Bieito Romero (con incursiones de su hijo doblando las gaitas) y el arte melódico de Antía Ameixeiras al violín y Xan Cerqueiro a las flautas como señales más inequívocos, junto a la nueva vocalista Irma Macias. Dos horas y media de concierto entre los soliloquios de Bieito Romero y presentación de temas nuevos como vuelta a otros de clásicos conformaron una noche donde la magia del folk recorrió las venas de un público entregado y con ganas de pasárselo en grande, con gente del primer piso levantándonos a bailar y todo.
Ribeira Sacra fue ampliamente representado desde la inicial San Pedro de Rocas (uno de esos cortes instrumentales ultraprogresivos marca de la casa de los galegos) hasta Danza dos felos, pasando por Cantar de Romasanta, Manolo mío, Os tafenos da gaurra, Canóns do Sil, Se queres y Son do carro do país, así como Canción da noite do afiador (que incluye variaciones de Green Sleeves), a la vez que volvieron a sonar joyas de siempre como Chove en Santiago, Camariñas, Tu gitana, los juguetons con el público en Os animais y Nao, o la siempre mágica O son do ar. Quizá me faltó alguna pieza de las que conforman mi épica y amada Torre de Breoghán, como hicieron en la gira pasada, pero es un detalle menor, más un deseo que una pega.
Asistí al concierto, muy bien acompañada, y confieso que soy una de las que se levantaron a bailar, aunque por ser honesta, para mi gusto les faltó un pelín de ritmo bailable, pero es una percepción personal. Gracias!!
Creo que es una percepción lógica. A mi entender, Luar Na Lubre se ciñen a folk galego más que a la etiqueta “celta”, y encima son bastante progresivos en sus temas instrumentales (aunque no sé si son conscientes de ello :P), detalle que los hace excelentísimos musicalmente pero quizá poco bailables, almenos en la modalidad irlandesa “estilo Riverdance”.