Douglas Bostock, director británico de nacimiento pero con grandes raíces echadas en Japón, es el director titular de este peculiar concierto donde la Banda Municipal de Barcelona quiso rendir homenaje a la música actual para banda del país con mayor número de bandas por habitante del mundo: Japón. Douglas Bostock, con indumentaria y ademanes asiáticos durante todo el recital, ofreció un programa de difícil audición, donde el romanticismo de compositores nipones como Joe Hisaishi brilló por su ausencia, en pos de unas sonoridades más cercanas al teatro de sombras del país del sol naciente. Porque aunque se abrió concierto con Festal Ballade, donde un compositor conocido por la Banda como es Yasuhide Ito versiona cuatro canciones tradicionales japonesas, el programa ofrecería a partir de entonces obras occidentales de miradas hacia oriente: de aquí el nombre del concierto, Visiones de Japón.
La obra más bella sería la que cerraría el concierto, la Sinfonía num.5 “Sakura” de Alfred Reed. Curioso que tanto esta “Sakura” como la Reflections on an Old Japanese Folk Song de Philip Sparke, usen melodías tradicionales japonesas para variarla e impregnar con esas variaciones su propia música: Reed usando la canción homónima a su sinfonía, y Sparke usando la misma que Puccini adaptaría para su Madama Butterfly, Suiryo Bushi. La tercera en discordia es la suite Samurai, donde Nigel Clarke mezcla lirismo con momentos de percusión total imitando los tambores taiko. Eso sí, Bostock rinde homenaje a su amigo personal Isao Matsushita, recientemente fallecido, interpretando la extrañamente disonante Tenku-no Inori (Prayer of the Firmament) que compuso a raíz de los terremotos de 2011 que azotaron Japón. No obstante, fue un concierto con escasa asistencia de público y con el que costó conectar. Tanto Douglas Bostock como la Banda estuvieron enormes, pues las obras interpretadas eran de gran dificultad y de gran contraste musical, pero quizá algo más ameno habría calado mejor en la platea.