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Es sabido que al mundo del cine le gustan las películas “buenistas”. Recientemente en los Goya el film de Javier Fesser Campeones se alzó con el premio a mejor film (cuando El Reino de Rodrigo Sorogoyen se alzó con todos premios principales), y a escasos días para los Oscar, esta Green Book que ha realizado Peter Farrelly está nominada a mejor film junto a otras 4 nominaciones más (actores, guión y montaje). Por cierto, que al director Peter Farrelly se le conoce más cuando se junta con su hermano Bobby para ser “los hermanos Farrelly” que triunfaron hace 21 años con There’s Something About Mary (1998) y que cuentan en su haber otras comedias de humor de brocha gorda como Dumb & Dumber (1994), Osmosis Jones (2001) o Me, Myself and Irene (2000).
Es curioso: por primera vez Peter Farrelly va en solitario y ha participado en el guión original de una película que también ha dirigido solo y que se sale de todos los estereotipos a los que nos tienen acostumbrados cuando se junta con su hermano. Green Book es una historia real, la de la amistad que surge entre el pianista de música clásica afroamericano Don Shirley y Tony Vallelonga, un gorila italoamericano contratado como chófer y seguridad por el mismo Shirley durante una gira suya por el sur de los Estados Unidos en los años 60, un territorio y una época aún convulsa con el racismo. De hecho, el título Green Book viene del The Negro Motorist Green Book, una guía turística de esa América Profunda con hoteles y locales “adecuados” para viajeros afroamericanos, escrita por Victor Hugo Green.
La película puede entenderse como una mezcla de road movie y buddy movie, y efectivamente es muy buenista, sobre la amistad y el respeto hacia todas las personas sea cual sea su origen, pero tiene una cualidad que la hace genial: el guión, coescrito por Farrelly, Brian hayes Currie y uno de los hijos del Tony Vallelonga real, Nick, logra disparar con bala cuando tiene que hacerlo pero sin caer en el melodrama en ningún momento, sobretodo por trazar una primera media hora muy inteligente donde se nos muestra a Tony (un Viggo Mortensen engordado para la ocasión y que sabe encajarse en la rudez italoamericana pseudomafiosa) en un núcleo del bronx, siendo racista por inercia, y a Don Shirley (un solemne y elegante Mahershala Ali) que transpira el elitismo de los músicos de clásica de la época, características de ambos personajes clave a la hora de trazar su arco argumental a medida que viajan por el Sur de Estados Unidos y el racismo subyace entre el snobismo: blancos ricos aplaudiendo a “un negro que sabe tocar el piano” pero a quien no le permiten comer con ellos ni usar el baño porque es negro y “hay unas normas”. Ambos actores logran hacer creíble su transformación de personaje y su amistad, y los abrazarías a ambos al final del film, con lo que sus nominaciones a los Oscar estan justificadísimas. Y gran parte de eso se debe al inteligente arco argumental del guión, pues incluso Don Shirley se transforma (y mucho) a lo largo de la película: clave es esa frase que le dice a Tony: “si no soy lo suficientemente negro, y si no soy lo suficientemente blanco, y si no soy lo suficientemente hombre, entonces dime Tony, ¡¿qué soy?!”.
Mención aparte merece la banda sonora y el trabajo musical del compositor Kris Bowers, una tarea titánica. Piezas narrativas originales aparte, quien vea la película y tenga nociones musicales de piano observará como parece que Mahershala Ali toca el piano como un virtuoso, que “toca las teclas que tendría que estar tocando”. ¿Es Ali un virtuoso? En absoluto, todo fue un entrenamiento a cuatro manos: primero el compositor y pianista Kris Bowers reinterpretó las canciones que Don Shirley interpreta en la película, muchas de ellas sin partituras previas, con transcripciones propias “de oídas”. Así, las manos que vemos al piano son realmente las de Mahershala Ali pero las que oímos son las de Kris Bowers: éste practicó durante semanas con Mahershala Ali indicándole “dónde colocar las manos” a cada momento, logrando un playback realmente notable y que aporta un realismo a la película para quitarse el sombrero.
Ese realismo en lo musical podría ser simplemente un mérito colateral, pero es que es una tónica a lo largo de todo el mood del film: ese realismo que impregna cada escena, esa credibilidad de los actores, la huida del melodrama en las situaciones donde sería más fácil caer en él… todo en conjunto aporta una verdad que realza una película que per se no estaría donde está: ese buenismo no falsificado ha tenido premio en forma de nominaciones a los Oscar, y en mi opinión, merecido.
GREEN BOOK
(USA, 2018; dtor: Peter Farrelly)Tono
Guión
Montaje
Actores
Sonido
Música
Foto
Visuales
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Wow!! Está la tengo que ver sin falta!!! Gracias!!