Como amante de la música folk, con artículos y videos de conciertos y álbums de sobretodo música y bailes celtas en esta web, la desdicha de calendarios había hecho que todavía no tuviera reseñas de conciertos de dos de mis puntales del folk celticogalego como son Lúar Na Lubre y Carlos Núñez. Y la fortuna ha querido que en menos de un mes a caballo entre 2018 y 2019, ambos buques insignia pasan por Barcelona. Aunque lo de Carlos Nuñez ya es tradicional, y no sólo por la música. Desde hace 20 años, cada 30 de diciembre llega al Palau de la Música acompañado por colaboradores de auténtico lujo; y aunque el de 2017 no pude asistir, por fin el 30 de diciembre de 2018 fue mi primera asistencia a un concierto de este excelso gaitero de Vigo erigido como pedagogo de la cultura y arte celtas.
Desde mi asiento ciertamente excepcional (primera fila del primer piso, centrado), pasarían por mis retinas y mis tímpanos 2 horas y media de puro espectáculo, pura fiesta de la música, donde el público participa activamente incluso llegándose a subir al escenario con los artistas si ha sido voluntario de bailar el An-Dro y disfrutar de los bises en tan privilegiado sitio, rodeado de tantos artistas. Porque Carlos Núñez ha logrado convertir un concierto de música folk en casi un ritual, una experiencia mística donde el público queda extasiado por la magia del gaitero, su música, sus explicaciones y la gran cantidad de invitados que logra arrastrar (similar a lo que hace Kepa Junkera en sus recitales), como las numerosas apariciones de la banda gaitera de la ACG Agarimos de Badalona donde tengo buenos amigos: ese Amazing Grace con miembros de Agarimos dispuestos por todos los pisos del Palau (una de las gaiteras justo a mi lado) me puso la piel totalmente de gallina.
Con su hermano Xurxo Núñez a la percusión, Pancho Álvarez a la guitarra, Itsaso Elizagoien a la trikitixa y el showman Jon Pilatzke de The Chieftains al fiddle, al steepdance en ocasiones e incluso arrancándose a cantar en determinados momentos (ese Baba O’Reilly de The Who pasado por el filtro celta fue increíble) se completaba la banda constante que acompañaba a Núñez, pero un sinfín de invitados y colaboradores entraban y salían de escena con un espíritu solemne y festivo a la vez que le añadía más magia si cabía.
La gaitera escocesa Brighde Chaimbeul, la arpista irlandesa Ciara Taaffe, la violinista británica Amy Eckersley (que además cantó una versión preciosa de Erin Shore), e incluso un invitado de excepción como el bretón Alan Stivell, el padre de la música celta moderna (como dijo el mismo Carlos Núñez) añadieron una textura y unos colores inolvidables, completando todo el espectro y las tierras de lo que se denomina música celta. Música celta que Carlos Núñez abraza con un amor y un respeto infinitos, y que sabe contagiárselo al público asistente como yo, que hice cola después del concierto un buen rato entre amigos para lograr una foto con Carlos Núñez y Alan Stivell, y que el primero me firmara su libro La Hermandad de los Celtas donde Núñez relata vivencias propias junto con nuevas investigaciones sobre los celtas y su música. Y que siga así por muchos años.
Una primera noche mágica la de este 30 de diciembre de 2018, y que será la primera de muchas. Me doy gracias a mí por adorar la música celta y querer plasmarlo en artículos en esta web, y doy gracias a Carlos Núñez, su gaita, su whistle, su música, su capacidad de hermanar culturas y músicos de gran calidad, y su arte, por obrar lo más parecido al milagro de Yule…