El fin de semana del 15-16 de diciembre de 2018 fue musicalmente muy navideño, pero como siempre pasa en esta web, de un modo distinto. Si el día 15 disfrutábamos del concierto de Yule de la Orquesta Celta de Barcelona (del cual hablaré pronto), el 16 tuvo lugar el concierto de Navidad de la Banda Municipal de Barcelona. Su director José Ramón Pascual-Vilaplana contó en el mismo escenario que encaró su primer concierto navideño para la Banda como un homenaje a quien hace la navidad una vuelta a los orígenes de la ilusión y la inocencia: los niños. Para ello se inauguró el recital con la suite que Georges Bizet compuso cuando llegaba su paternidad: Jeux d’enfants es, en 5 pequeños movimientos, un homenaje a los juguetes de niño, como la pelota o la peonza. Y antes del descanso la soprano María Hinojosa entró a escena para entonar el maravilloso salmo que hay incluido dentro de David, el poema sinfónico que Stephen Melillo escribió como oda a la esperanza y la ilusión con la lucha de David contra Goliat como inspiración.
Después del descanso, fue el turno del coro de voces blancas Amics de la Unió, un excelso coro infantil que he oído varias veces en directo y nunca decepcionan, y que encajó como un guante con la Banda, que supo en todo momento adaptarse a la variada (en estilos) propuesta de ese concierto. To the stars, de Nigel Hess, es todo un viaje interestelar con cuenta atrás y encuentro con alienígenas incluido. Dinámica, fresca, divertida. Una verdadera pena que los micrófonos del coro de niños estaban demasiado amplificados y con los fortes incluso había estática en los altavoces. Y fue así a partir de ese momento, con esa Celtic Child de Bert Appermont, un crescendo de 10 minutos con tonalidades y harmonías clásicas para una pieza con atmósfera irlandesa con un épico final.
Y el grand finale con el estreno absoluto del arreglo para banda y coro de voces blancas de la Suite Nadalenca de Albert Guinovart que él mismo había escrito ya para orquesta y coro infantil (y grabada en CD por la Orquesta Sinfónica Camera Musicae y el mismo coro Amics de la Unió) basándose en villancicos catalanes conocidísimos aquí como El desembre congelat, El dimoni escuat, El petit vailet, El noi de la mare y Fum, fum, fum. El propio Albert Guinovart fue “obligado” a subir al escenario por Pascual-Vilaplana para compartir el aplauso del público a los talentosos músicos del escenario por esa Suite Nadalenca y por el bis que tocarían a continuación, un arreglo para banda y coro de la divertidísima Les Bèsties del Naixement, con el coro de niños simulando animales de granja con un gran dominio de sus voces.
Un festivo y navideño concierto en el que tuve el placer de poder hablar a la salida con el mismísimo Albert Guinovart, felicitarle por los arreglos y de paso poder fotografiarme con él. Sin duda, uno de los compositores catalanes más versátiles y talentosos que hay en la actualidad, y al que además tengo el placer de conocer, y a quien le mando un saludo desde aquí.