La Banda Municipal de Barcelona dedica siempre un concierto de su temporada a compositores catalanes para dar difusión a obras magnas desconocidas incluso en nuestra propia tierra. Una gran labor de la Banda que como melómano agradezco y a la que siempre intento estar presente. Si el año pasado todo el concierto iba alrededor de Joan Lamote de Grignon, quien impulsó el mestizaje entre la cobla y la banda, este año, el querido ex-director de la Banda Salvador Brotons fue el encargado de dirigir a la formación en un concierto en el que se tocaron dos obras suyas para Banda, Homenajes a Xirinacs y a Salvador Puig Antich respectivamente, así como la musicalizacion de Canigó, el célebre poema de Jacint Verdaguer, que hizo Félix Martinez Comín en 1979 siguiendo la estela de mestizaje cobla-banda de la “escuela” del citado Lamote de Grignon. El concierto se abrió festivamente con la Marxa Commemorativa de Rafael Grimal para dejar paso a los casi 10 minutos de L’Aplec, pieza de Agustí Borgunyó de los años 50 con un tono altamente de cobla, estructurada a modo de rapsodia de temas populares y que hizo las delicias del público.
Para el Homenaje a Puig Antich apareció Lluís Soler, una de las voces más solemnes del panorama actoral catalán, para recitar el poema que le dedicó Segimon Serrallonga encima de la música. Lluís Soler volvió a escena para narrar los versos de Verdaguer para la gran suite de 25 minutos que musicalizaba su poema, y donde además la soprano Mariona Pallach hizo las veces de narradora e interpretó la aria de Muntanyes Regalades. Un gran broche de oro al concierto anual dedicado a la catalanidad musical de la Banda Municipal de Barcelona.