Inauguro la temporada 2018/2019 del Gran Teatre del Liceu con una versión concierto semiescenificada de Candide, la divertida, incisiva y brillante operetta que Leonard Bernstein compuso basándose en la sátira homónima de Voltaire.
La orquesta y el coro del teatro sonaron majestuosos como siempre este pasado jueves 18 de octubre, incluso más que nunca. Quizá debido a que no se encontraban en el foso sino situados en formación de concierto, a los solistas incluso costaba oírseles en los tuttis, símbolo de la potencia de esta fascinante plantilla del Liceu. Los solistas estuvieron muy cómodos en el escenario, desenvoliéndose con soltura en la comedia negra y absurda siguiendo la excelsa y socarrona narración que Jordi Boixaderas, una de las grandes voces del panorama teatral catalán, que arrancó más de una risa entre el público.
A destacar entre los intérpretes, estuvieron Paul Appleby en el papel de Candide, Meghan Pirceno en el disparato papel femenino de Conegunde, así como la capacidad vocal de un Josep-Ramon Olivé que este año debuta operísticamente y de forma inmejorable.
La música que Bernstein escribió en 1956 para el libreto de Lillian Hellmann se sale de los cánones normativos del tipo de composición al que se está acostumbrado: arias en foráneos compases 5/4 o 7/4 con una lírica fuera de toda duda, y un estilo musical a medio camino entre la ópera y el musical de Broadway, hacen de Candide una obra interesantísima y muy agradecida de escuchar, a sumársele el humor inherente al texto que completa un espectáculo brillante y muy bien interpretado.
Dos funciones especiales para una obra especial interpretada por primera vez en el Liceu y que conmemora el centenario del nacimiento de Leonard Bernstein, compositor que también se verá homenajeado en L’Auditori dentro de poco con la interpretación de su peculiar misa.