Recién comenzó a inicios de octubre la temporada 2018/2019 de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, la OBC, y mi primer concierto no podía ser más especial y esperado: Jurassic Park Live In Concert, en clara conmemoración del 25 aniversario del film. Tan esperado, que bajé del Festival de Sitges para poder asistir a él, tal como hice con Kamelot justo una semana antes, en una contrarreloj a toda prisa desde el Auditori Meliá de Sitges hasta l’Auditori de Barcelona, empalmando el concierto que dio John Carpenter en el contexto de la clausura del festival con el de Jurassic Park.
El concierto fue literalmente mastodóntico. Cierto que como recital hubo muchos momentos fílmicos sin música, pero ese es el poder de la banda sonora de John Williams: estar cuando se la necesita: te hiela la sangre tanto el brutal el silencio musical durante el asalto del T-Rex al coche de los niños como la catarsis disonante entre percusión tribal y metales durante el asalto de los velocirraptors en el tramo final del film.
El director fue Anthony Gabriele, a quien tengo el gusto de conocer y considerarlo colega a raíz del concierto de Singin’ in the Rain Live In Concert meses atrás en el Tívoli. La labor de Gabriele conduciendo la orquesta fue espléndida, dirigiendo unos músicos que supieron estar siempre a la altura (cosa nada fácil), bordando el lirismo y orgullo del inicio, con la llegada a la isla con las cuerdas cogiendo todo el protagonismo, para lentamente derivar a frenético final de los velocirraptors con una potencia sonora que ponía los pelos de punta.