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Un absoluto must-buy para quien, como yo, pasó su minoría de edad jugando a clásicos RPG de la Super NES. Con una estética 3D visual rompedora que recuerda a un diorama, la atmósfera 2D clásica es perfecta: es una auténtica gozada caminar por ese detalladísimo y encantador mundo que es Orsterra. Y la maravillosa banda sonora compuesta con un mimo melódico y multiinstrumental digno de Chrono Trigger o Final Fantasy VI, y el notable sonido y doblaje (¡japonés incluido!) no hace sino aumentar las buenas sensaciones que produce este Octopath Traveler. El gameplay está muy bien balanceado, con un sistema de batalla por turnos que recuerda al del Bravely Default que hará las delicias de los amantes de este tipo de combates, y el hecho de que los ocho personajes principales tengan sus propios fondos argumentales añade variedad. Lástima que un game design algo laxo en cuanto a la cohesión entre estas historias y las relaciones entre personajes, junto al incordio de continuos fundidos a negro para las escenas automáticas restan puntos a un videojuego que podría ser una obra de arte incontestable. Aún así, es innegable que en Acquire han dado en el clavo, y después de los irregulares I Am Setsuna y Lost Sphear de Tokyo RPG Factory, al fin Square Enix ha logrado el homenaje perfecto a la era que dominó cuando era SquareSoft y no se había fusionado con Enix y sus Dragon Quest. Imprescindible.
#EnProfundidad
Son tiempos maravillosos para todo aquél que adore los RPG clásicos de la era de 16 bits de Nintendo y tenga una Switch. En 2017 Square Enix lanzó el port para Switch de I Am Setsuna y un nuevo RPG llamado Lost Sphear, ambos de Tokyo RPG Factory, que pese a sus carencias eran toda una reivindicación a clásicos de los años 90 como Chrono Trigger. Pero si hubo un proyecto que llamó la atención de toda la comunidad gamer fue el que Nintendo presentó justo a inicios de ese 2017, y en exclusiva para Switch, tan sólo como un avance.
El entonces llamado Project Octopath Traveler ya llamó la atención de toda la comunidad gamer por su concepto visual: un estilo que ellos mismos bautizaron como HD-2D y que es una vuelta de tuerca a los clásicos RPG de la era 16bits de la Super NES de perspectiva top down con sprites para los personajes, adaptándolo a un entorno tridimensional lleno efectos lumínicos y ambientales de última generación (los ya famosos shaders). El resultado final ofrece una curiosa jugabilidad análoga a la de los primeros seis Final Fantasy pero donde los escenarios son realmente tridimensionales, dando un empaque visual similar al de un diorama y que podremos disfrutar a lo largo de todo el mundo de Orsterra con sus numeros pueblos, ciudades, costas, llanuras, desfiladeros, cumbres nevadas, y cuevas.
Si el apartado gráfico es sensacional, la banda sonora no se queda atrás. Incluso diría que es aún más impresionante, como ya conté en mi análisis de su banda sonora. Yasunori Nishiki, un compositor que personalmente no tenía el gusto de conocer hasta este proyecto, ha logrado una banda sonora absolutamente deliciosa, de esas que te hace soltar el mando para dejarte absorver por esas melodías mientras degustas las maravillas gráficas del diorama que es el escenario por el que te mueves. Nishiki ha creado un mapa musical bello, muy basado en melodías y arreglos varios sobre estas melodías para crear todo un viaje, que es de lo que trata Octopath Traveler. La escasa complejidad de sus piezas (difícilmente alguna llega siquiera a los dos minutos antes del loop) contrasta con la interpretación de sus partituras por instrumentos de verdad, lo que aúna las bandas sonoras de los años 90 con los recursos del siglo XXI, lo que conlleva un contraste increíble. Desde la banda sonora de Bravely Default que personalmente no me quedaba prendado de esta forma con el apartado musical de un videojuego. Tanto que merecerá un artículo aparte.
El sonido es otro detalle muy mimado en Octopath Traveler. Mención aparte el lujo de poder escuchar las voces japonesas además de las inglesas, el apartado de efectos de sonido es rico y de gran calidad, sobretodo en combates. Sin duda, globalmente estamos ante uno de los RPGs mejor medidos técnicamente de los últimos años. Bravo Acquire, bravo Square Enix.
Y en este vasto y variado mundo de Orsterra, no habrá una sino ocho historias distintas a las que el jugador debe hacer frente, cada una con un protagonista principal: Cyrus, el erudito de Atlasdam, la ciudad del Rey; Ophilia, sacerdotisa de la Orden de la Llama (la religión oficial de Orsterra); Olberic, antiguo caballero del rey y ahora soldado de fortuna; Alfyn, curandero erigido como médico de su pueblecito; Tressa, comerciante de un pequeño pueblo costero; Haanit, cazadora de un pueblo de los bosques con su inseparable leopardo; el solitario y excelente ladrón Therion; y Primrose, antigua niña burguesa a quien le asesinaron al padre y le robaron su vida y que ahora sobrevive como bailarina de taberna esperando su venganza. De aquí el nombre de Octopath Traveler.
Es un gran acierto de game design que los ocho personajes sean tan distintos entre sí tanto en personalidad, como en el tipo de historia que les empuja a salir de sus hogares y emprender la aventura, como en habilidades mágicas (con lo que el gameplay de batallas se enriquece con ese aroma a los jobs de los clásicos Final Fantasy). Eso, sin embargo, conlleva notables contrastes entre personajes. En especial con Primrose, por cómo trata directamente pero de forma muy sutil “ciertos” aspectos de la vida de bailarina que no requieren danza (ejem) y su brutal backstory, y con Thaanit, quien aunque es cazadora, su respeto por los animales y la naturaleza tienen un toque Studio Ghibli alucinante (y ampliamente acentuado por el maravilloso tema musical de su pueblo, a piano y cello). No así ocurre con la sorprendentemente simple línea argumental de Tressa o Cyrus, o lo tópica que llega a resultar la de Olberic.
Respecto su gameplay, es sencillo y delicioso. El movimiento por los mapas es simple y eficaz, y su aspecto de diorama con cámara fija ofrece la posibilidad de trazar caminos secretos, lo que añade retos al jugador. Y en cuanto a las batallas (donde el entorno es totalmente tridimensional pero los personajes siguen siendo sprites 2D), los combates son siempre por turnos y fuera del propio mapa, tal y como se desarrollaban grandes videojuegos de la época como Chrono Trigger o los diferentes Final Fantasy. No obstante añaden mecanismos heredados de Bravely Default como son los puntos de impulso, que permiten defenderse y acumular potencia hasta 4 turnos seguidos para descargar golpes fulminantes (no por nada los principales responsables de ambos juegos, Tomoya Asano y Masashi Takahashi, están detrás de ambos proyectos), así como los enemigos ofrecen debilidades hacia cierto tipo de magia o arma, con lo que las batallas son mucho más estratégicas e interesantes.
Como novedad, el jugador podrá (y deberá) usar las llamadas habilidades de senda, y que son aptitudes únicas de cada uno de los ocho personajes en referencia a la gente de los pueblos, y que son vitales para el desarrollo del juego. Técnicamente no son únicas sino compartidas dos a dos, teniendo uno la senda noble y el otro la deshonesta: dependiendo del personaje, éste podrá obtener objetos (robándolos o comprándolos), conseguir información (sonsacándola o obteniéndola de buenas palabras), reclutar a esos NPC (con su fe religiosa o seduciéndolos) o retándolos (con combates leales o avasallándolos con un lobo). Por ejemplo, Therion puede robar objetos pero si te pillan haciéndolo perderás reputación en ese pueblo, mientras que Tressa es comerciante y puede conseguir lo que quiera de cualquier personaje sin problemas, a cambio de dinero.
Aparte de los citados flecos argumentales y algunas historias con un detonante simple o incluso irrisorio, existen dos puntos negativos destacables en Octopath Traveler: un abuso de fundidos a negro para las escenas “cinemáticas” (entre comillas porque al igual que en los 16 bits, son iguales que el gameplay normal pero automático), y un nulo esfuerzo para intentar correlacionar el que los ocho personajes devengan un grupo: hecho que sobretodo canta demasiado si no se empieza con Therion, pues te unes a él “porque sí” justo 5 minutos después que él mismo rechace pertenecer a una banda de ladrones porque “él trabaja solo”.
Aún así, no puedo más que recomendar este juegazo, y si se tiene la oportunidad, hacerse con la edición coleccionista, que ofrece un mapa de Orsterra impreso y ocho geniales dioramas con escenas clave de los detonantes de los ocho personajes. Arriba de estas líneas podéis ver una foto la mía, con el diorama de Ophilia en todo su detalle. Impresionante.
OCTOPATH TRAVELER
(Square Enix / Acquire, 2018; Nintendo Switch)Ambientación
Game Design
Jugabilidad
Gráficos
Música
Sonido
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✭✭✭✭✭✭✭✭✩✩GLOBAL
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