Después de todo lo acontecido el primer día de festival, me levantaba temprano para desayunar y empezar el segundo de los 5 días que quedaban con todas las ganas posibles, sobretodo por esa primera sesión de aquel día, que si bien era una película de 2009, copaba toda mi atención.
Día 2: miércoles 18
10 de la mañana, de vuelta al Cinema Vigatà a ver otra sesión infantil, por mi parte con mucha expectación, a pesar de ser antigua, por ese “aroma Ghibli” que desprendía. Mai Mai Miracle (2009) es un film producido por el estudio Madhouse (conocido por animar las películas del difunto Satoshi Kon, así como las primeras obras de Mamoru Hosoda e incluso la obra maestra que es Osamu Tezuka’s Metropolis), parcialmente basado en una obra autobiográfica. Siendo del creador que 7 años después haría In This Corner of the World, vista en la edición anterior de las Nits, Sunao Katabuchi, esta Mai Mai Miracle tiene un tono muy parecido a ella, y de hecho incluso sucede casi en la misma época (Japón rural de los 40 y 50 respectivamente). Un film calmado, con paisajes de campiña, esa paz que se respira aunque todo sea una tragedia, esa maravillosa banda sonora a piano y cuerdas, una animación de lujo… en el que la amistad, la familia, la pérdida, ayudar a los demás, hacer piña… todo queda maravillosamente contado a partir de las dos niñas protagonistas: Mai y Kiiko, cuando se hacen amigas al llegar la segunda al pueblo de la primera desde Tokyo. Todo aderezado con historias “de 1000 años” contadas por el abuelo de Mai y mezclado con escenas oníricas con una princesa feudal de aquella época. Un film dulce y entrañable, magníficamente hecho.
Seguidamente volvíamos a la retrospectiva de Stephen Chow, ahora con Fight Back to School (1991), rodada el mismo año que Legend of the Dragon. El argumento: un policía (Chow) debe infiltrarse en un instituto haciéndose pasar por un estudiante para intentar recuperar una pistola robada. Aunque eso es lo que acabará importando menos en un film con un humor absolutamente desternillante, donde la policía no queda muy bien que digamos (la escena donde ayudan a copiar a Chow en un examen es antológica) y donde el agente estará más tiempo intentando ligarse a su profesora que buscando la dichosa pistola. Deliberadamente pasada de vueltas pero muy bien contenida, dejó aún mejores sensaciones que la retrospectiva del día anterior. Sin duda en 1991 había nacido una estrella.
Tiempo para comer y de vuelta al Cinema Vigatà para la sesión documental del día: A Foley Artist (2017), documental taiwanés sobre la figura de Hu Ding-Yi, el más famoso y reconocido sonidista de la industria cinematográfica de Taiwan. Presentado en el festival por Aether Lee, el propio narrador del documental, es un gran documento audiovisual sobre qué era el trabajo de foley, y cómo se hacía cine en general años ha, en el mundo y en Taiwan en particular, pero en su contra tiene que divaga demasiado en su montaje. Sin duda recuperaron material interesantísimo que no hacía mucha referencia a Hu Ding-Yi ni a su trabajo pero decidieron meterlo en el documental, y eso despista al espectador. Con todo, es un documento de gran valor cinematográfico, e interesantísimo.
Y de un documental trascendental taiwanés a una comedia japonesa de humor de brocha gorda, gordísima: Reon (2018) es un film bastante loco acerca del body switching, es decir, dos personajes que mágicamente se intercambian los cuerpos, pero en el caso de la cultura japonesa, muy formal y muy jerárquica, que los dos personajes en cuestión sean el director de una empresa y supermachista, y una empleada supertímida y femenina a la que acaban de despedir justamente de esa empresa, hacen de Reon una comedia de enredos particularmente divertida. Humor de equívocos con unos personajes muy manga, exagerados y extremos, pero muy bien llevado. Hubo opiniones contradictorias en la grada, pero yo estoy con los que nos gustó. Divertidísima.
Y de comedia en comedia, sin dejar Japón. Salimos del Vigatà para irnos a la Bassa dels Hermanos, donde nos esperaba la cena japonesa (una de las más esperadas por el gran público junto con la india) y una exhibición de Karate y Judo que nos preparaban para Tremble All You Want (2018). Pero antes hubo la entrega del Premio Honorífico del festival a Shin Iizawa, productor del tokusatsu que se vería al día siguiente, Heroes Unite y 5.000 (sí, cinco mil) films independientes más en japón. No pudo faltar tampoco presentación del film con espectáculo de sus dos actrices principales vestidas para la ocasión. Y como ya pasó ayer, un cortometraje de producción local y de grandísimo nivel. Su creadora, Dawnoi Martí Sangket, subió al escenario de la Bassa para presentarnos Sota l’olor de la figuera, un cortometraje que mezcla con gran acierto stop-motion y animación 2D para representar el “camino a la felicidad”, representada por el olor de la higuera. Muy poético y acertado.
Si Reon era una comedia loca, esta Tremble All Ypu Want se decanta más por el surrealismo, con una chica desubicada del mundo, enamorada de un ex-compañero de instituto aun haciendo años que no le ve, y un pobre compañero de trabajo que comete el error más grande de su vida: interesarse por ella. Film inclasificable que rompe todos los esquemas de las comedias románticas convencionales, con incluso momentos musicales y unos giros de guión dignos de Lost (si Lost fuera una comedia amorosa, claro), es totalmente recomendable. Ah, y en Tremble All You Want sí que encaja todo al final.
Aún alucinando con el film, de cariz independiente pero de esos que se te quedan en la retina por su imaginería, sus situaciones y el carisma sobrecogedor de su protagonista femenina (una magnífica Mayu Matsuoka, a quien ya vimos en 2012 en Lesson of the Evil de Takashi Miike y en un papel más pequeño en la descomunal Love Exposure (2009), opera prima de Sion Sono), era hora de irse a dormir. A la mañana siguiente nos esperaba una auténtica fiesta protagonizada por los personajes de Heroes Unite, tanto dentro como fuera de la pantalla.
Día 3: jueves 19
12 horas antes los habíamos tenido en la Bassa dels Hermanos, y ahora los teníamos a tocar en el Cinema Vigatà. Los protagonistas de Heroes Unite, minutos antes de su proyección a las 10 de la mañana, ya estaban dispuestos a conocer a los niños y a los no tan niños (aunque seguiremos siendo niños en estas situaciones) que quisieran pasar a saludar. Luego incluso habría tiempo para una rueda de prensa con ellos y con Shin Iizawa después de ver el tremendo film que presentaban: Heroes Unite (2018) es una suerte de “Power Avengers”, si se me permite el abuso de lenguaje (es decir, unos Vengadores que reúnen a distintos “Power Rangers”), un ejército de héroes que se unen para luchar contra un enemigo común implacable. Capitaneados por los tres superhéroes más carismáticos de Giga, una de las productoras más influentes en japón de este género que es el tokusatsu: Yatsurugi, Tryoh y Ninja Reppu.
A su lado, entre otros superhéroes, las hermanas heroínas (en la película y en la vida real) Kisara y Mini-Kisara, quienes además eran las que velaban por nuestra seguridad en Vic: Ayaka Tsuji (24) y su hermanita Kasumi Tsuji (un encanto de niña de 9 añitos… que pega ostias como panes), quienes en la rueda de prensa nos contaron que entrenan duro artes marciales cada día, con lo que las coreografías son totalmente reales e interpretadas por ellas. Aparte, nos prometieron crear una superheroína inspirada en Catalunya, por el gran recibimiento que tuvieron.
Y si ya nos los habíamos pasado bien con tal evento tokusatsu, ahora en la retrospectiva Stephen Chow nos encontraríamos con otra comedia con el sello Chow y ración extra de justicieros, donde las artes marciales que aprende de un viejo maestro cantamañanas le servirán a un pobre y ninguneado repartidor de comida (Chow) para salvar y enamorar a la chica que le gusta… como superhéroe enmascarado. Con una máscara del gato Garfield. Love on Delivery (1994) tiene muy buenos momentos, incluyendo una técnica secreta de kung-fu que roza el absurdo. Aunque se hace un pelín larga, es totalmente recomendable y esa inconfundible mezcla humor / violencia / vergüenza ajena sigue latente.
Después de comer, vimos cómo las Nits se habían obcecado en que ese jueves 19 tenía que ser un día muy loco, y con el mockumentary que nos proyectó a las 16:00 la locura subió a niveles estratosféricos. Top Knot Detective es un falso documental australiano-japonés de 2017 sobre la serie de culto de los 90 del mismo nombre sobre un detective samurai en época feudal, donde tanto su rodaje, como su cancelación, estuvieron rodeados de mil polémicas a raíz de la peculiar personalidad de la estrella de la serie, Takashi Takamoto, incluyendo amor, desamor, envidias, trato de favores, etcétera . La multitud de testimonios irreales como la vida misma (sic) hicieron las delicias de una audiencia atónita al inicio, alucinando durante, y riendo y aplaudiendo al final de sus 101 minutos. El único pero de la que para mí es la mejor proyección de estas Nits es que quizá si hubiera durado menos quedaría más verosímil; al final el guión es demasiado surrealista para ser creíble.
Por fin dejábamos de lado la locura sin frenos para enfrentarnos a otro tipo de locura, la que puede desencadenar un psicópata y poner en jaque a todo un departamento de policía en Stained (2018), thriller policíaco de gran factura técnica protagonizado por la eterna Kara Wai (estrella de acción de la Shawn Brothers en los 70 y los 80), y según los títulos de crédito, coprotagonizada por el siempre eficaz Anthony Wong, otro de los imprescindibles de Johnnie To. Y digo eso porque Wong aparece en los primeros 5 minutos de film y en los 5 últimos… de 93. Realmente el caso que ocupa a Wai en Stained es previo al auténtico caso, donde Wong (también policía y su marido en la ficción) es un fugitivo. Luego descubres que Stained es en realidad una serie, y que la han “peliculizado” en dos partes para venderla al extranjero, con lo cual es complicado juzgar este film sin ver su secuela. De factura impecable y con una estética muy fincheriana, el caso a resolver es realmente perturbador e inquietante, pero con tamaño comienzo, sin relación (aparente) con la película sino con la secuela, descoloca demasiado y no se disfruta como debería.
Y llegamos a la noche, abandonando por fin la locura al salir a la Bassa dels Hermanos con la noche china, en la que hubo concierto de GAS, un grupo de pop-rock de Barcelona que cantan en mandarín, y una espléndida exhibición de tai chi de mano de L’Indret. A continuación tenéis un vídeo exclusivo con las actuaciones de la noche china:
Pero eso sólo fue el preludio para el blockbuster del festival, gentileza de Movistar, partner de las Nits por segundo año consecutivo, y que se presentaría en abierto al aire libre: Monster Hunt 2 (2018), secuela de la flamante Monster Hunt que ya se vió en las Nits de hace 2 años, vuelve a presentarnos al matrimonio protagonista en búsqueda del pequeño y encantador Wuba luego de arrepentirse de obligarle a volver con los suyos, y esta búsqueda permite ampliar enormemente el universo que sólo se entreveía en la primera parte, y que presenta a una logia de cazadores, donde estuvo el desaparecido padre del protagonista, y a un rey oscuro de los monstruos decidido a encontrar a Wuba.
Claramente será una trilogía, pues esta segunda parte prepara un terreno muy interesante para una parte final que promete ser épico, pero es una digna secuela de esa divertida Monster Hunt.
Y con esto cerramos esta segunda parte de la crónica de las Nits, algo más larga que la anterior pero que ha englobado 2 días enteros. Quedaba algo para acabar ese día, el ya famoso y tradicional concierto asiático de Guillem Roma en la Jazz Cava, pero ya eran más de las 12 de la noche así que me sirve de excusa para presentarlo al inicio de la tercera parte de mi paso por las Nits Orientals 2018.