Nits Orientals de Vic 2018 (parte 1)

Hay dos eventos al año que me transportan a otra galaxia, una muy distinta a la realidad, repleta de historias lejanas y a su vez muy cercanas, compartidas con un maravilloso grupo de gente que ya nos citamos en tales fechas y que no nos movemos del lugar durante esos días, habitando hoteles, apartamentos y lo que se tercie. Uno de estos eventos es el Festival de Sitges, que tendrá lugar en poco más de mes y medio, y el otro es el que nos ocupa, las Nits Orientals de Cinema de Vic, en el mismo centro de Catalunya.

Dichas Nits Orientals de Vic cumplen la magnífica cifra de 15 ediciones, y aunque es el primer año que lo cubro como prensa, será la sexta vez que acuda a un festival donde me siento a gustísimola cuarta de ellas tomándome vacaciones y alojándome en la ciudad los 6 días y 5 noches que duran los actos y los largometrajes asiáticos que llenan la capital de Osona. Y para conmemorar estos 15 años de Nits, qué mejor que dedicar la retrospectiva y el libro oficial del festival a Stephen Chow, rey de la comedia de hong kong, protagonista de Kung-Fusion (2004) Shaolin Soccer (2001), ésta última siendo la sesión de esas primeras Nits 15 años atrás.

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Día 1: martes 17

Siendo sincero, siempre llego la tarde antes, ceno tranquilamente con una amiga de mi época universitaria que vive cerca de Vic, y así puedo madrugar y asistir a la primera proyección del martes a las 10 de la mañana con tranquilidad. Empezábamos con Meow (2017), película china claramente infantil con toques sci-fi y comedia del absurdo, aderezado con esa parte dramática que tanto gustan a los asiáticos. Dirigida por Benny Chan, un especialista del cine de acción de Hong Kong con títulos como Invisible Target (2007) o White Storm (2013), se pasa a la comedia familiar sobre una supuesta raza de gatos extraterrestres que mandan a su mejor hombre gato a invadir la Tierra, pero al llegar se ve obligado a mimetizarse en un gato pelirrojo de 2 metros de altura al que una familia debe cuidar durante unas semanas. Comedia de enredos, humor y unos actores deliberadamente sobreactuados al servicio de un film de excesos, empieza muy bien pero pierde fuelle rápidamente. Un cariñoso inicio de festival con una película podría haber dado algo más de sí.

Legend of the Dragon es la sesión que venía a continuación, y la primera de la retrospectiva dedicada a Stephen Chow. Film de 1991 que inauguraría una serie de películas de guión similar, tipo “bonachón de pueblo pero supercrack en el tema del film, que va a la gran ciudad, ahí le toman el pelo y al final se sobrepone y triunfa, volviendo al pueblo”. Para quienes habéis visto Shaolin Soccer, esta Legend of the Dragon es como un Shaolin Soccer en el mundo del billar snooker. Un gran comienzo para esa retrospectiva con una película ágil, entretenida, con momentos de kung-fu alucinantemente bien llevados al billar, y que arrancó varios aplausos durante su proyección en la platea.

Justo al acabar Legend of the Dragon era momento de abandonar momentáneamente el Cinema Vigatà para asistir a la presentación oficial del libro del festival, Stephen Show! en el Casino de Vic, a cargo de Domingo López, autor del libro y programador de les NitsQuim Crusellas director del festival, Susagna Roura, Regidora de Cultura, y Paul Leung, representante de la Hong Kong Economic Trade Brussels. En dicha presentación nos habló de Stephen Chow como pretendido (y fallido) sustituto de Chow Yun Fat, hasta que un día hizo una comedia y batió todos los records de taquilla en Hong Kong. Desde entonces, Stephen Chow es el rey de la comedia china y el actor que más recauda por película en Hong Kong (ni Jet Li, o Andy Lau siquiera se le acercan), por su inimitable mezcla de humor surrealista, violencia extrema, autoparodia de sí mismo, y una clara referencia a situaciones más típicas del anime que del mundo real.

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Luego de la presentación del libro y del catering posterior, gentileza del evento, llegué algo justo de tiempo para la siguiente sesión, la del género documental de las 16:00 porque tuve que volver al hotel a dejar el maravilloso pack de prensa que el festival otorgaba a quienes cubríamos el festival, y que contaba, entre otras cosas, con un enorme (y pesado) pack de cervezas Montseny con un vaso de colección.

Pero dramas personales aparte, lo que vimos como primer documental era una auténtica tragedia real: Ironhead (2017), un documental chino-germano sobre una estrictísima escuela/internado para jóvenes chinos en el que todo giraba disciplinarmente alrededor al kung-fu para aplicarlo al fútbol. Lo que en un principio parecía ser el agradable testimonio de una escuela que intentaba llevar Shaolin Soccer a la vida real se mostró como un infierno de horarios, tareas y falta de libertad para esos niños y niñas en que, sin poder hablar claramente sobre su infelicidad, daban claras muestras de ello, mientras el director de la escuela contaba con orgullo el “éxito” de esa escuela y que contaba con el beneplácito del Gobierno para abrir nuevas escuelas.

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Ciertamente ese reportaje consiguió lo que pretendía: dejarnos atónitos a todos, cosa que se certificó en el debate posterior a 3, en el que participó Miguel Ángel Martínez, más conocido como Mike del blog de cine asiático Mike y Sus Chinos, donde quedó clara la nulidad de aplicar artes marciales al fútbol por ser demasiado violento, y cómo de mal aplican la disciplina del kung-fu en esa escuela, donde todo es puro marketing (sin el fútbol más de uno pensaría en el suicidio, como desvela uno de los niños en el mismo documental) y donde debería predominar la paz interior y la conjunción cuerpo y mente, y no la competitividad.

Aún con mal cuerpo, y antes de la primera noche al aire libre en la Bassa dels Hermanos, en el Cinema Vigatà aguardaba aún una de las películas que personalmente más esperaba: Colour of the Game (2018), la tercera parte que cierra la trilogía del “color” de Wong Jing, después de Colour of the Truth (2003)Colour of the Loyalty (2005). Cine noir de acción de mafias gángsters típicamente hongkongiana, rodada con una exquisita fotografía, con amplios giros de guión (alguno innecesario, eso sí, sobretodo en la parte final) y un humor subyacente al más puro estilo Johnnie To que no terminó de cuajar bien en platea pero que yo disfruté mucho. No en vano Simon Yam y Lam Suet dos actores fetiche de To salen en un film que nunca pierde su complicado todo. No es un film redondo, pero es más que correcto.

Llegaba el momento de disfrutar de la cena cantonesa al aire libre y la proyección especial de Shaolin Soccer, para conmemorar el nacimiento de las Nits 15 años atrás con esa proyección, la del film que dio a conocer a Stephen Chow en el mundo. Almenos en el mundo friki, al ser un “Oliver y Benji de acción real”. Los que no la habían visto alucinaron, y los que ya la habíamos visto disfrutamos como niños pequeños de nuevo con ese delirio tragicómico con efectos especiales hiperexagerados al servicio de partidos de fútbol que dejan en ridículo a los ya mencionados Oliver y Benji. La Bassa dels Hermanos casi se viene abajo por risas aplausos y vítores varios.

Pero también hubo una especial premiére antes de Shaolin Soccer: el pase de Meiying MG-01, cortometraje de Adrià Guxens, autor del spot del festival de este año y que “amenaza” con ser un cineasta interesantísimo. Meiying MG-01 nos sitúa en un futuro que se entrevé algo ciberpunk con estética de Wong Kar-Wai donde la Humanidad, desolada e incapaz de sonreir, ha creado unas neo-geishas llamadas “sonrisas” que, aparte de servicios sexuales, proporcionan sonrisas a quien las pague. Pero Meiying MG-01 (interpretada excelentemente por Jinjin Chen, copresentadora de las sesiones de la Bassa), es un nuevo modelo que aunque es más capaz de las artes de la geisha que los anteriores modelos, es incapaz de sonreir.

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Tangiblemente rompedor y tono trágico, lo mejor de este cortometraje es el potente subtexto que se entrevé a través de la ya potente parte visible. Una lástima que el jaleo de cariz festivo tan propio de la Bassa dels Hermanos no era muy adecuado para saborear una obra tan profunda y personal.

Pero antes de las proyecciones y la cena cantonesa, las actividades de la Bassa dels Hermanos fueron fantásticas para ese primer día de festival: por un lado presenciamos, un año más gracias al Institut Confuci de Barcelona, el clásico Wǔshī o “Danza del León”, y un concierto al aire libre del grupo de Charleen Cheng, conocida del festival: Milefo Band-A, grupo mestizo con componentes catalanes y chinos que versionaron canciones de películas y algún que otro guiño. A continuación podéis degustar estas actividades en este exclusivo vídeo:

Y con esto concluía el completísimo primer día de festival que tuvo de todo, desde música en directo a presentación del libro del festival pasando por documentales rompedoramente tristes y películas divertidísimas. Era hora de ir a dormir y reponer fuerzas: quedaban 5 días.

 

 

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