A sabiendas que estoy dejando demasiado de lado el cine últimamente (prometo remediarlo en breve, ha habido estrenos más que interesantes estos días), impera la necesidad de una tercera entrega de El CD Semanal, pues el próximo 26 de abril de 2018, en la sala Bóveda, los autores del siguiente álbum lo presentan de gira en Barcelona. Estoy hablando de los genios australianos del death metal progresivo Ne Obliviscaris, que hace pocos meses lanzaron su tercera obra maestra, Urn, y que no dudé en colocar en mi Top5 de lanzamientos del año 2017.
En 2007 ya despuntaron personalidad propia desde las antípodas con su demo The Aurora Veil, y en 2012 el sello Code666 confió en esa demo para, junto con otros cuatro opus más, formar esa obra magna de 70 minutos que fue Portal of I, que incluía clásicos instantáneos como And Plague Flowers the Kaleidoscope, As Icicles Fall o la obra maestra que es su himno Forget Not (que en latín es, justamente, Ne Obliviscaris). Amos absolutos de un estilo que mezcla lo más extremo con lo más lírico y sinfónico como si fuera insultantemente obvio, el rasgo diferenciador de Ne Obliviscaris sin duda es Tim Charles, virtuoso violinista y propietario de unas voces limpias embriagadoras que contrastan fuertemente con el sello personal de los guturales de Xenoyr, alma mater de la banda y autor de las letras de todas sus canciones y de las carátulas de los discos.
Aunque el sonido de Ne Obliviscaris nunca ha dejado de balancearse entre esa mezcla oscura de black y death metal con un rock progresivo de tonos barrocos, cuando Seasons Of Mist los contrataron para posteriores álbums el grupo decidió evolucionar a ciertas atmósferas temáticas, convirtiendo sus dos siguientes CDs en complementarios. Si en Citadel (2014) el violín solemne de Tim Charles copó el protagonismo de los intros y outros de los longevos temas centrales de más de 10 minutos de duración, en Urn (2017) es la guitarra clásica, más cálida y aflamencada, la que abraza las longevas piezas del disco. Incluso las portadas del disco son definitorias, de la azulada y fría que tenía Citadel, a la anaranjada y templada de Urn. Y quizá también por eso, la producción de Urn es más directa, con un sonido más pesado y natural en guitarras y batería, es decir, más cálido y parecido a un concierto, que el pulcro sonido más de estudio que ofrecía Citadel, más perfecto pero más frío.
Una de las cosas que más sorprenden de este Urn es ese sensacional inicio con Libera (part 1): Saturnine Spheres, un clásico instantáneo y una de las mejores composiciones que la banda ha hecho. No llega a la que para mí es la mejor canción de la banda y que abría Citadel, Triptych Lux, pero sin duda se le acerca mucho. Toda una declaración de intenciones sobre la calidez anteriormente mencionada, Saturnine Spheres entra directo al top del disco con ese inicio jazzístico, ese omnipresente y casi bailable compás 6/8 y esa primera línea alucinante melódica inicial limpia de Tim Charles. El clásico y arrollador doble bombo de Daniel Presland se mezcla con esos platos sincopados y ese cuarteto de cuerda liderado por el violín de Charles y unos guturales de Xenoyr que coexiste en un segundo pero imprescindible plano. Temazo que enlaza con el epílogo Libera (part 2): Ascent of Burning Moths, un dueto violín/guitarra digno de un concierto de auditorio. Alucinante.
Seguimos con guitarra clásica para proseguir con la canción más corta de Urn (y eso que dura 7 minutos): Intra Venus, el primer single del disco, mucho más oscuro, donde Xenoyr ya cobra mucho más protagonismo, y donde un brutal duelo de solos a guitarra y violín enlazan con un interludio de nuevo a 6/8 donde la guitarra y una línea de bajo para quitarse el sombrero abren paso a la angelical voz de Tim Charles. Sin duda es una pena la marcha del bajista original de la banda (y más por los motivos imperantes), pero vistos los resultados en Urn, Robin Zielhorst, bajista de Exivious, es un excelente reemplazo aunque de momento no sea definitivo. Porque Ne Obliviscaris cuida mucho (pero mucho) la línea de bajo de sus canciones.
Y llegamos al mejor track del CD, y no temo declarar Eyrie como “el nuevo Forget Not de Ne Obliviscaris”. 12 minutos de puro arte, Eyrie emerge lentamente con una etérea y larga sección introductoria sin atisbo alguno de metal (maravilloso ese primer minuto y medio que parece directamente sacado de la banda sonora de The Legend of Zelda: Breath of the Wild), con un Tim Charles en auténtico estado de gracia con una de las mejores líneas vocales compuestas por la banda. Y a los cuatro minutos y medio, una reorquestación oscura de la misma melodía inicial conducida con ese puente a compás 7/4 que hará las delicias de los amantes del metal progresivo más técnico. El violín de Charles vuelve a tomar un protagonismo absoluto en el solo y en el epílogo, donde los gututales de Xenoyr emergen en todo su esplendor en ua clara escala ascendente a lo largo de toda la pieza. Una obra maestra de la composición, en mi opinión Eyrie sola ya merece la compra de Urn.
Con Eyrie atravesamos el ecuador del disco y acabamos con las dos canciones que fueron liberadas respectivamente como segundo y tercer single del CD: el dueto que lleva el nombre del álbum, Urn, y que conforma el opus final de 14 minutos que cierra el álbum con un descenso a los infiernos como broche de oro, dando la vuelta al sonido del CD como si nada. Si hasta ahora la guitarra clásica, el violín y las voces limpias habían sido la tónica central del disco, aquí todo se tuerce para potenciar como nunca los guturales de Xenoyr, las guitarras pesadas de Benjamin Baret y Matt Klavins, y los ritmos arrolladores y directos. Sí, claro que Tim Charles sigue ahí, pero Urn (part 1): And Within the Void We Are Breathless es lo más oscuro del álbum, y durante siete minutos y medio nos mantiene en una caída libre levemente sofocada por Urn (part 2): As Embers Dance in Our Eyes, donde la batería se ralentiza hacia un final épico y a la vez oscuro con esa fantástica combinación de la cruda voz de Xenoyr con el cuarteto de cuerda liderado por Tim Charles.
Sí, sólo dura 45 minutos, pero cada minuto de Urn es imperdible. Es sin duda la obra más madura de Ne Obliviscaris, la más compleja y la más bien tratada musicalmente como una gran suite en 4 movimientos. La música de estos australianos es digna de ser escuchada en un gran auditorio más que en una sala de conciertos, y quién guste de la buena música (aunque oscura), disfrutará como nunca de este Urn. Sencillamente impresionante.
URN
Death Metal Progresivo
(NE OBLIVISCARIS, Australia, 2017)
Composición: ✭✭✭✭✭✭✭✭✭✭
Producción: ✭✭✭✭✭✭✭✭✩✩
Interpretación: ✭✭✭✭✭✭✭✭✭✩
Duración: ✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩
Ordenación: ✭✭✭✭✭✭✭✭✭✭
GLOBAL: ✭✭✭✭✭✭✭✭✭✩
CANCIÓN TOP: Eyrie