#ElFilmSemanal: Ready Player One

Durante más de 40 años, el nombre de Steven Spielberg ha ido ligado a Hollywood, al éxito cinematográfico, sea cine de entretenimiento o cine serio y comprometido, sea como director o como productor. Para todo aquél nacido en los años 80, como un servidor, no se puede concebir el cine occidental de la última mitad de siglo sin sin Indiana Jones, E.T.Back to the Future, GremlinsJurassic Park The Goonies, pero tampoco sin Schindler’s List, Empire of the Sun, The Color Purple, Saving Private Ryan. 

Por eso, al saber que era Spielberg el encargado de llevar a la gran pantalla Ready Player One alenté cierta esperanza de que saliera un producto más que interesante. El futuro distópico donde la sociedad subsiste enmascarando la realidad en un mundo virtual al estilo Second Life llamado OASIS, donde se narra la búsqueda de un trofeo oculto llamado Huevo de Pascua que premia al vencedor con riquezas y el dominio de ese OASIS, es muy eighties, y en eso Spielberg es de los mejores. O lo era, al menos.

Film/ Ready Player One

Porque seamos sinceros: en lo que llevamos de siglo XXI, el cine comprometido de Spielberg goza de una buenísima salud con Munich (2005), Lincoln (2012), Bridge of Spies (2015) o la reciente The Post (2017), pero no así el cine de entretenimiento, donde salvo la excelente Minority Report (2002), lo demás tiene una calidad tambaleante como poco: War of the Worlds (2005), la cuarta entrega de Indiana Jones (2008), The BFG (2016) o Adventures of Tintin (2011), sin olvidar su papel como productor ejecutivo en la pentalogía de Transformers. Pero lo “retro” está de moda, y aunque la novela sci-fi que Ernest Cline publicó en 2011 me pareció brutal en planteamiento pero flojísima en desarrollo y conclusión, era una oportunidad única para la “redención” de Spielberg con el entretenimiento.

El resultado es un film excesivamente desigual en toda su estructura, falto de ritmo, donde quitando la multitud de referencias gamer y cinéfilas y ese amor por los años 80 que se respira en casi todo el metraje, Ready Player One se queda en un vacío que da vértigo. 140 minutos de ritmo algo pobre, personajes planos hasta decir basta y un desarrollo lineal, edulcorado en exceso y sin apenas giros (y los que hay son incluso más tópicos que típicos).

 

Puedo aceptar que el argumento de la película no me convenza, porque ya no me convenció el libro. Pero como film, como estructura cinematográfica independientemente de la historia que se cuenta, tampoco hay mucho que salvar. Es cine de aventuras, algo en que Spielberg y su equipo han sido los abanderados durante años, e incluso respecto a eso también falla. Aunque hay momentos realmente trepidantes, éstos no abundan precisamente: son las referentes a las dos primeras pruebas de un total de tres que hay para desbloquear el Huevo de Pascua, y que no desvelaré para evitar spoilers. Dos escenas brutales en medio de un transcurso lento y demasiado estratificado, desmerecidas además con un último tercio de film aparentemente lleno de acción y épica pero muy descafeinado, contra unos “malos” que son “malos porque sí”, y amenizado únicamente por los continuos guiños y los centenares de personajes conocidos por el gran público que aparecen en escena.

Porque eso sí, lo que más brilla, y con diferencia, son las CGI (imágenes generadas por ordenador) para ambientar la acción en OASIS que representa la mayor parte de Ready Player One: el mundo virtual es asombrosamente vistoso y espectacular, y los avatares de los personajes son ricos en detalles sin ser hiperrealistas y caer en el fenómeno del uncanny valley (rechazo psicológico por parecer demasiado humanos sin serlo). Irónicamente, esos avatares son más empáticos con el espectador y actúan mejor que los propios actores de la película: Mark RylanceSimon Pegg  son sin duda de lo mejor del elenco, pero aún así se notan desubicados. Y de la asepsis interpretativa de Tye Sheridan, que encarna al protagonista Wade Watts, mejor ni hablar.

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De hecho, si se piensa bien, el propio planteamiento de la película (y del libro) parece una metáfora del propio desastre que es Ready Player One, lo cual no deja de ser una opción inteligente. Si OASIS sirve como antídoto para la gris existencia de la gente en ese mundo futuro que se describe, los guiños y personajes (debidamente licenciados) que aparecen en OASIS sirven tanto como recompensa instantánea al friki nostálgico que llevamos dentro como para camuflar las deficiencias de una historia vacía y sin interés que se sustenta únicamente en ese amalgama geek:

  1. la historia es vacía, y se basa en únicamente en el gancho que produce el jugar a una realidad virtual “perfecta” y en controlar referencias de nuestra propia nostalgia;
  2. los personajes son planos, tópicos y aburridos ya incluso en el libro;
  3. muchas de las subtramas son ridículas;
  4. y aunque se nos repite una y otra vez que todo el mundo juega a OASIS y que todo el mundo está a la caza del huevo de pascua, en el libró sí, pero en la película no da la sensación de que esté pasando absolutamente nada.

Respecto el irregular guión, hay que destacar que Ernest Cline, como autor de la novela y coguionista del film, ha sabido sacar jugo y mejorar sustancialmente lo peor de la novela dándole un renovado lavado de cara , pero inexpicablemente ha quitado también lo mejor del libro, que era todo el contexto social del mundo real, dejando esa parte como superflua cuando sin eso no se entiende lo que se vive en OASIS. El resultado final es un guión demasiado encantado de haberse conocido, basando su gancho en las referencias geek y excesivamente largo, con unos innecesarios aires de ser una película Marvel. Misma decisión que tomó J.K. Rowling para la también mediocre Fantastic Beasts And Where To Find Them, pero que aquí se entiende más cuando sabes que el otro coguionista es Zak Penn, responsable del script de X-Men 2 (2003), Elektra (2005) y The Incredible Hulk (2008), y co-creador de la historia de la primera entrega de The Avengers (2012).

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Se ha dicho que las referencias retro y geek son lo mejor del film, así que lo he dejado para el final del análisis. Y eso incluye tanto lo visual como lo sonoro, de una forma muy peculiar precisamente porque es un film de Steven Spielberg. Si el cine de la última mitad de siglo no puede entenderse sin las películas que ha dirigido (y por ende, sin la música de John Williams), en Ready Player One se ha prescindido deliberadamente de la práctica totalidad de las referencias spielbergianas, excepto Jurassic Park y quizá alguna otra que se me escapó. Está War Games, está Terminator 2, está The Iron Giant, está Batman, está Star Trek, está Back to the Future; están Akira, Star Wars, Gundam, Godzilla, Beetlejuice, Alien, Gremlins, Chucky, King Kong… Pero no está E.T., no está Indiana Jones, no está Jaws. 

Incluso la banda sonora no corre a cargo de John Williams. Por tercera vez en toda su carrera en HollywoodSpielberg no contó con Williams para dar cabida al compositor de Back to the Future y Who Framed Roger Rabbit?, Alan Silvestri. El resultado es una partitura efectiva muy sinfónica, muy de los años 80, con reminiscencias claras a sus temas de Back to the Future (que aparecen en el film) y con ecos de sus temas de Night in the Museum, PredatorPolar Express. Sin duda un soplo de aire fresco después de tanta música “a piloto automático”, como la de factoría Marvel o como la que sirven los minions de Hans Zimmer, pero que lamentablemente se ve ofuscada por una colección de canciones pop de los 80 que resuenan con más protagonismo. Lo mejor sin duda, el tema que abre la película como presentación de OASIS, con un sonido muy a la Adiemus, el proyecto sinfónico-tribal de Karl Jenkins que debió servir como inspiración al desparecido James Horner para la banda sonora de Avatar.

En resumen, Steven Spielberg sigue sin levantar cabeza con el cine de entretenimiento este nuevo siglo con una película vacía como Ready Player One que se sustenta únicamente en la nostalgia y el efecto “retro”, con una parte técnica excelente y una parte cinematográfica demasiado pobre. Únicamente la brillantez de las imágenes generadas por ordenador de lo que sucede en OASIS le da cierta calidad a un producto sin ritmo y que aun con un objetivo argumental clarísimo y muy gamer, va a la deriva y su excesiva duración no ayuda a que fluya lo más mínimo ni como divertimento.

 

READY PLAYER ONE
(USA, 2018; dtor: Steven Spielberg)

Tono:          ✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩
Guión:        
✭✭✭✩✩✩✩✩✩✩
Montaje:    
✭✭✭✭✩✩✩✩✩✩
Actores:    
✭✭✭✩✩✩✩✩✩✩
Sonido:      
✭✭✭✭✭✭✭✭✩✩
Música:      
✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩
Foto:          
✭✭✭✭✭✭✭✩✩✩
Visuales:    
✭✭✭✭✭✭✭✭✭✩

GLOBAL:    ✭✭✭✭✩✩✩✩✩✩

 

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