Entré con ellos en el mundo del metal, allá por el ya lejano 2002, con su Power of the Dragonflame y de ahí fui para atrás, hacia ese Symphony of the Enchanted Lands que rememorarán al completo en su gira Reunion en Barcelona el próximo 18 de marzo, donde casi todos los miembros del Rhapsody original, los italianos líderes del metal cinemático sinfónico, se reunirán después de separarse en dos grupos allá por 2011. Y digo casi todos porque el teclista, Alex Staropoli, el único líder original de la formación del ahora Rhapsody of Fire, es el que no estará en ese concierto.
Sin embargo, es una ocasión idónea para precisamente recordar esa gira de Orden Ogan, los titanes alemanes del power metal épico, que el pasado 27 de octubre de 2017 vinieron a la Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat con los canadienses Unleash the Archers y con precisamente el Rhapsody of Fire de Staropoli, que representaba la presentación oficial del nuevo cantante, Giacomo Voli.
UNLEASH THE ARCHERS
Desconocía a este grupo hasta que se anunciaron como teloneros de esta gira, pero este quinteto canadiense que mezcla power y heavy metal con la voz de Brittney Hayes, una frontwoman no operística (un rara avis, como lo fue Elisa C. Martín en los primeros años de Dark Moor), con soporte gutural de los dos guitarras de la banda.
Tocaron algo más media horita, que les dio para seis canciones que fueron claramente de menos a más, tanto en poder como en sonido. Curioso empezar con Apex, el último corte, y no uno de los primeros, de su último disco, un tema largo y complejo pero no excesivamente cañero para un inicio, pero un medio tempo heavy como Test Your Meal tampoco ayudó a calentar el ambiente. Tampoco que cierta descompensación con el micro de Brittney que hacía que sus agudos incluso molestaran y ahogaran las guitarras y el bajo.
Todo cambió con Cleanse the Bloodlines, que arrancó los primeros y merecidos headbangings, aunque la bajada de revoluciones de The Matriarch puso en duda un setlist algo extraño en una gira de power metal épico. Pero se habían guardado los mejores cartuchos para el final, donde incluso sus característicos guturales (extraños en el power metal) hicieron por fin su aparición y también la ecualización del sonido mejoró bastante. General of the Dark Army puso los primeros brazos en alto, pero fue su temazo final, la rapidísima Tonight We Ride, el que sirvió para se pusieran a la Salamandra en el bolsillo. Lástima que no hubo tiempo para más.
RHAPSODY OF FIRE
Llegaba la primera gira de Rhapsody of Fire con la nueva y oficial formación, después de la marcha de las baquetas Alex Holzwarth y sobretodo de la icónica y portentosa voz de Fabio Lione, actual cantante de los brasileños Angra. Cierto que Giacomo Voli, salido del reality televisivo The Voice of Italy, había sido ya el cantante del recopilatorio reinterpretado Legendary Years que lanzaron meses atrás, pero oirlo en disco es una cosa, y en directo otra.
Empezaron con el díptico In Principio + Distant Sky, un grandísimo inicio que marcaba el buen hacer de Staropoli en el segundo disco después de la separación artistica con Luca Turilli. El doble bombo fue el total protagonista de este rapidísimo tema que es Distant Sky, y donde Giacomo Voli se desenvolvió excelentemente en el escenario, con un poderío de voz alucinante. El público lo recibió con ganas, pero la sombra de Fabio Lione es aún muy alargada.
Aunque Distant Sky marcó un inicio totalmente contemporáneo con el último álbum con composiciones nuevas, su Into the Legend, el setlist viró hacia el recopilatorio Legendary Years casi en su totalidad, para afianzar la nueva formación con los temas clásicos del Rhapsody original. Así, Dargor the Shadowlord of the Black Mountain, Flames of Revenge y la eterna Dawn of Victory prosiguieron el concierto, con un público muy entregado.
El medio tiempo de descanso fue para The Magic of the Wizard’s Dream, uno de los temas predilectos de Staropoli pero en mi opinión muy arriesgado, siendo ese tema el que llegó a ser inmortalizado a dúo con Fabio Lione y el ya fallecido Sir Christopher Lee. Sonó bien, pero no tan poderoso como los fans de Rhapsody lo tenemos en nuestra mente. Sin embargo el doble bombo volvió rápidamente con la frenética Holy Thunderforce, uno de los himnos de esta formación y que sonó a las mil maravillas, a la que siguió una de las sorpresas de la noche, ya que nunca antes la habían tocado en directo: la oscura When Demons Awake, donde los guturales copan protagonismo en una banda eminentemente lírica. Un temazo de casi 7 minutos de duración que acogimos todos con unas ganas infinitas, que aunque sonó genial tuvo algunos problemas con el buen hacer del doble bombo de Manu Lotter entorpecieron el interludio de la pieza que no permitió a la canción alcanzar el calificativo de “momentazo”.
Sólo quedaba un tema para acabar la hora que estuvo Rhapsody of Fire en la Salamandra ese día, y no podía ser otro que el himno por antonomasia de este grupo: Emerald Sword, coreado por toda la audiencia como si no hubiera un mañana. Un concierto de cualquiera de los Rhapsody no puede ser calificado como tal si no incluyen Dawn of Victory y Emerald Sword en su repertorio, y este no fue una excepción. Los brazos en alto y los vítores para despedir a los italianos así lo siguieron demostrando.
ORDEN OGAN
Nunca he sido muy fan de Orden Ogan, en parte por la uniformidad sonora en todas sus canciones. Son muy poderosos, muy épicos, y sus canciones son más bien himnos, pero su sello sonoro es tan marcado que no deja mucho margen a la innovación (al contrario que justamente Rhapsody). Pero en directo es distinto, sobretodo por un sonido correctísimamente amplificado y que hacía fluir los temas a las mil maravillas: la cohesión como cuarteto, especialmente los tres miembros de las cuerdas y que cantan los estribillos a las mil maravillas a la vez que se suceden los riffs mientras el doble bombo de la batería reviste todo eso como si fuera terriblemente obvio.
Los 90 minutos que estuvieron en el escenario fueron apoteósicos, siempre con su mascotas, los Gunmen, presidiendo su atrezzo y aguardando al final del setlist, cuando dispararon confetti al público. Empezaron con To The New Shores of Sadness, F.E.V.E.R. y Here at the End of the World, olvidándose de su nuevo álbum para satisfacer a sus fans con clásicos nada más empezar. Hasta el cuarto tema no presentaron su último LP, con el tema homónimo, Gunman, para volver a discos anteriores con Deaf Among the Blind y Sorrow is Your Tale.
Si la primera parte del concierto fue más para obras anteriores más que como presentación de su nuevo disco, la segunda parte fue al revés. Una sucesión de temas de su Gunman apedreó una masa enloquecida que coreaba y saltaba las letras desde que Orden Ogan habían salido al escenario, empatía que aumentaba enteros con la cercanía de los miembros de la banda hacia su público. Fields of Sorrow, Come With Me to the Other Side (sin Liv Christine por razones obvias), Forlorn and Forsaken, y One Last Chance constituyeron una suite perfecta del último LP con la que acabaron esa segunda parte del concierto.
El encore de los alemanes fue idóneo, pues su longeva e icónica We Are Pirates parecía saer el broche de oro a un concierto 100% épico, pero aún se guardaban otro tema bajo la manga: The Things We Believe In, un temazo muy folk, muy guerrero, muy power metal, muy épico, muy Orden Ogan, con el que ahora sí, cerraron un setlist brutal.
En definitiva, una noche de power metal de altos vuelos, con un descubrimiento como fue Unleash the Archers que tienen muchas cosas que decir, unos renovados Rhapsody Of Fire con la ardua misión de hacer olvidar los antiguos miembros pero con grandes capacidades, y con Orden Ogan, que convierten sus melodías en cánticos épicos que mejoran enormemente en directo, logrando un auténtico espectáculo sonoro en el que es imposible no querer formar parte.