La noche del 6 al 7 de octubre de 1998, un joven estudiante homosexual de 22 años de la Universidad de Wyoming fue secuestrado, brutalmente apaleado, atado y abandonado a una valla, donde al día siguiente fue encontrado. Cinco días después, Matthew Wayne Shepard moría, fruto de la crueldad homófoba de Russell Arthur Henderson y Aaron James McKinney, que están cumpliendo en la actualidad 2 cadenas perpetuas consecutivas.
En 2016, casi 20 años después, Craig Hella Johnson, conmovido por la cruenta historia, y con la inspiración de la reflexión, la libertad y el respeto, compone su primer concierto, en el que se relatan tanto la tortura y el asesinato de Matthew Shepard como la conmoción social (a favor y en contra) que sacudió Wyoming, y todo Estados Unidos. El resultado: Considering Matthew Shepard, una pasión moderna, un oratorio contemporáneo donde se mezcla música clásica y litúrgica con gospel, rock, jazz y el género musical.
El pasado 21 de octubre de 2017, el Palau de la Música Catalana de Barcelona inauguraba el Cicle de l’Orfeó Català de esta nueva temporada 2017-2018 con el estreno europeo de esta cantata Considering Matthew Shepard, con la participación sobre el escenario del Orfeó Català, el Cor Jove i el Cor de Noies de la sociedad coral al completo. Un apoteósico coro de 200 voces que hizo temblar los cimientos del Palau, tanto sonora como anímicamente, con un sentimiento increíble al servicio historia realmente conmovedora.
Pero el Orfeó no estaba solo. Acompañándoles en el escenario, numerosos cantantes solistas de distintos géneros aguardaban su momento, en silencio, en un improvisado comedor encima del escenario. Els Amics de les Arts participaron como tenores pop, así como Marta Mathéu, Marina Rodríguez Cusí y Joan Martin-Royo como soprano, mezzo y barítono operísticas. Big Mama Montse aportó su jazz como mezzosoprano contemporánea, y Manu Guix su voz de tenor en género musical.
Simon Halsey, el director artístico de los tres coros del Orfeó Catalá, cogió la batuta para dirigir a las 200 voces junto a un cuarteto de cuerda y otro cuarteto formado por piano, guitarra, clarinete y percusión que interpretaban el viaje musical de Hella Johnson. La Brutal fue contratada para la dirección escénica del “comedor” improvisado y la pantalla gigante vertical que colgaba del techo, donde los subtítulos del texto y las escenas de miniaturas creadas por el artista visual David Espinosa (sentado en el ya citado comedor con los solistas) eran filmadas en una cámara.
La obra musical, dividida en 3 partes (prólogo, pasión y epílogo) fue interpretada de forma seguida, sin descanso, a lo largo de 90 minutos intensísimos. Craig Hella Johnson consigue un mestizaje musical muy bien cohesionado en el que así mezcla música más clásica con melodías y ritmos y estilos musicales mucho más contemporáneos, así como música original con composiciones existentes, como el Preludio en Do Mayor de J.S. Bach, o el Frére Jacques de Jean-Philippe Rameau. La admiración de Hella Johnson a la obra de Bach queda patente tanto en el inicio de la obra con el Preludio, como en el concepto de pasión para dar forma a su Considering Matthew Shepard. Aunque quizá pecó de ambicioso con la algo excesiva duración de la obra, que hace que tanto la historia como el mensaje de intolerancia a la homofobia y a la violencia pierdan algo de fuelle pasada la hora de música, aunque remonte al final volviendo al inicio del prólogo en forma de cuadratura del círculo.
Pero la actuación de todos los artistas y músicos fue antológica. En una obra eminentemente coral y en que ellos estaban en un segundo plano total, los 8 músicos estuvieron a la altura y supieron encajarse muy bien, y el trabajo realmente difícil de los 7 solistas fue impecable, dados sus (en algunos casos muy) esporádicos momentos. Y qué decir de los coros. Sin mostrar signos de fatiga por la continuidad titánica de la obra, y sin bajar nunca de un nivel excelente de potencia de voz, armonía y sentimiento aun con tantos cambios de registro musical como tiene Considering Matthew Shepard, los tres coros del Orfeó Català estuvieron simplemente perfectos.
A las fotografías oficiales del Palau de la Música que acompañan el artículo, obra del fotógrafo Lorenzo Di Nozzi, le adjunto el maravilloso extracto que grabó Televisión Española del evento, en el que aunque es imposible plasmar la belleza de las 200 voces del Orfeó Català, se puede notar claramente la emoción que transmitía el conjunto.
Inaugurar un ciclo de coro con una obra moderna, contemporánea, tan actual (se estrenó mundialmente hace un año, y este concierto suposo su premiére europea), y con un tema tan rabiosamente candente como la violencia y la homofobia, es todo un lujo, y una muestra de valentía para la sociedad coral centenaria catalana.
Gracias Orfeó Català por ofrecernos vuestras voces y ponernos la piel de gallina con tan tremendo concierto. Será difícil olvidar este 21 de octubre de 2017.