El tercer día se reanudó en la misma sala del Retiro, con una de las joyas de animación del año, proveniente de China: Big Fish & Begonia, ideada, coescrita y coridigida por Liang Xuan, es el cruce perfecto y cautivador entre La Sirenita de Disney con El Viaje de Chihiro de Studio Ghibli. Haciendo uso de animación tradicional para los personajes y de bellísimos CGI para los fondos, el universo fantástico del film y los personajes que lo pueblan son pura delicia. Mención especial merece la fabulosa banda sonora de la película, del japonés Kiyoshi Yoshida, que al igual que hizo en la opera prima de Mamoru Hosoda, The Girl Who Leapt Through Time, crea una partitura muy de la escuela de Joe Hisaishi, tiene suficiente personalidad como para destacar por ella misma.
Aún flotando por la majestuosidad y la magia de Big Fish & Begonia, era turno para The Bad Batch, la nueva película de Anna Lily Amiurpour, que conquistó el festival hace años con su primer film A Girl Walks Home Alone at Night. La proyección contó con la presencia de la directora, que ofreció un Q&A al final. The Bad Batch empieza francamente potente, y el reparto encabezado por Suki Waterhouse y Jason Momoa (con apariciones estelares de Giovanni Ribisi, Keanu Reeves y un desconocidísimo Jim Carrey como “El Ermitaño”) promete grandes dilemas morales en un futuro postapocalíptico sobre qué camino tomar cuando la alimentación no está garantizada. Por desgracia, el film se queda en un cúmulo de secuencias duras e impactantes pero que únicamente dirigen a un final incoherente con la propia premisa argumental, y que son más estética que otra cosa. Quedó demostrado en el Q&A, donde una espectadora preguntó sobre qué opinión merecían a Amirpour las diferentes corrientes morales de su film, a lo que ella balbuceó un “qué piensas tú” y dando la respuesta de la espectadora por válida. Una lástima .
Una de cal y otra de arena. Ahora tocaba alimentarse y coger fuerzas para las tres películas que nos esperaban aquél día. Por la tarde me dirigí por primera vez este año a la sala Tramuntana, para visionar Love and Other Cults, pequeña e independiente película japonesa dirigida por el especialista en retratar el japón más desestructurado, Eiji Uchida, que en esta ocasión nos presenta una historia coral inspirada en hechos reales sobre la juventud rural de la región de Hamashima, cercana al monte Fuji. La película contó con la presencia del director y del productor Adam Torei, de la productora occidental Third Window, que apuesta continuamente por producción y distribución asiática en Europa. Aunque algo irregular en ritmo, sorprende la capacidad de Uchida tocar tantos palos en tan sólo 95 minutos y que el resultado sea tan coherente. Una pequeña joya índie que se ha podido disfrutar en Sitges.
Después de cenar, momento para cine hispano en la Tramuntana con la mexicana El Habitante, un film que usa la fórmula de “ladrones entran en la casa que no deberían” para llevarla al terreno de los exorcismos y el fanatismo religioso con un giro de guión muy interesante. Atención a la muy buena fotografía, y a la alucinante actriz que es la joven Carla Adell como Ana, la hija del senador y motor de la película.
La espera para el pase especial de Rocky Horror Picture Show en el Auditori con la presencia y entrega del premio a Susan Sarandon se hizo de rogar, y mucho. Ya empezaba tarde, a la 1 de la noche, pero además la hora de retraso que había en esa sala ese día y la humedad que había esa noche no ayudaban. Por suerte, haciendo tiempo por el Hotel Melià tuve la suerte de cruzarme con Ryu Seung-wan, el director de la flamante Battleship Island, y pude hacerme esta foto para inmortalizar el momento. Gracias Zita Vehil por las labores de fotógrafa 🙂
Ahora sí, con una hora de retraso, la gente entramos en el Auditori. Cosplays, gritos de fan loco, nervios a flor de piel, y recepción de Susan Sarandon a recoger su premio a su carrera como si entrara Cleopatra. Reitero que eran las 2 de la madrugada, y el púbico estaba con las energías al 100%… lástima que la homenajeada no compartiera el mismo entusiasmo. Si bien fue sublime el detalle de Sarandon de cantar a coro Science Fiction / Double Feature con la gente, el discurso que hizo fue tan escueto que hasta los presentadores y la traductora se quedaron descolocados: “don’t dream it, just live it” fue todo lo que dijo. Y la gente se apagó de golpe, claro está…
Respecto el clásico film, tengo que decir que no acabé la proyección. Un resfriado incipiente estaba luchando por abrirse paso en mí y a esas horas y con esa humedad preferí irme a descansar al hotel. Sitges son 10 días, no es recomendable enfermar el tercero…