El segundo día del festival de Sitges puede decirse que fue intenso. Tampoco es que viera muchísimas películas, de hecho estuve en 4 proyecciones, pero las vi seguidas, todas en el Retiro, desde las 14:00 hasta las 00:30. ¿Loco? Quizá, pero sin duda valió la pena, y mucho.
Comí temprano y me dirigí al Retiro con la mochila llena de provisiones pare encarar la “jornada laboral”. Empezamos con una comedia de animación japonesa, pero totalmente alejada del anime, de trazo y color incómodos. Hablamos de Night is Short, Walk on Girl, una historia de amor de tintes estrambóticos llena de momentos absurdos, entre ellos un teatro musical clandestino y la venganza del Dios de los libros usados. Únicamente peca de demasiado larga, con unos 15 minutos finales innecesarios, pero el film de Masaaki Yuasa, que también presentará Lu Over the World en este Sitges, es altamente recomendable si sois fans de las locuras niponas.
Salir y volver a entrar, pero no sentarse. No aún. Porque la ovación que dedicó la sala a William Friedkin cuando salió al escenario fue de órdago. Era momento de visionar en copia digital restaurada el clásico inmortal The Exorcist, con un posterior Q&A del propio Friedkin que hizo las delicias de los presentes.
En dicha charla comentó que los efectos especiales fueron todos experimentales e innovadores para la época, y que el casting de la niña fue largo, pero que cuando conoció a Linda Blair supo que era ella: sería la única niña que podría sobrevivir al rodaje sin quedar traumatizada, pues había leído el libro, y había entendido la escena de la masturbación con el crucifijo. Asimismo, el mismo Friedkin reveló la filmación en Roma de un documental suyo sobre un exorcismo real, y que en menos de un año debería estrenarse. ¡Ansiosos estamos!
Y de un clásico del terror, a la épica coreana. Tercera película consecutiva, la premiére mundial del director’s cut de Battleship Island, presentada por el director del film y su productor. Alucinante película acerca de un campo de concentración real en la isla de Hashima durante la ocupación japonesa en Corea donde coreanos forzados a explotar una mina de carbón se revelaron. 2 horas y media de drama, guerra, peleas, conspiraciones, e incluso humor y jazz (sí, habeis leido bien), con una fotografía apabullante y que no desfallece en absoluto. Blockbuster obligado.
Era el día de los Q&A, y al acabar la proyección salieron de nuevo el director Ryo Seung-wan (conocido por The Berlin File o Veteran, que se proyectó en Sitges 2015) y el productor Kang Hie-jung, y explicaron que la diferencia entre la versión normal y la director’s cut es la crudeza y realismo en la segunda, en contraste con una accesibilidad más para todos los públicos, y que el personaje de la niña se hizo a medida de la jovencísima y talentosa Kim Soo-Ahn, a quien ya vimos el pasado Sitges en Train to Busan.
Para rematar el día, Housewife fue el film que cerró el poker del día 2, también con Q&A de su creador Can Evrenol, director también de la sucia y estimable Baskin, las dos actrices principales Clémentine Poidatz y Alicia Kapuda y también del compositor Anton Maiof. Viniendo de Baskin, uno iba con cierto hype a ver Housewife, pero aunque de ritmo adecuado y te cautiva como espectador, con un punto de partida más que interesante y detalles y subtramas con muchísimo potencial, Evrenol se pierde en su propio exceso de ideas y el film cojea de coherencia, y plantar conceptos que luego no sirven de nada. Una lástima.
El segundo día de Sitges 2017 terminaba y tocaba retirada. Al día siguiente 5 películas muy distintas entre sí aguardaban a ser vistas, y ciertos ojos necesitaban descansar.